Martes, 1 de abril de 2025. Jn 5, 1-16
"TOMA TU CAMILLA Y ECHA A ANDAR".
"Se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a
Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas, una piscina que
llaman en hebreo Betesda. Esta tiene cinco soportales, y allí estaban echados
muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos. Estaba también allí un hombre que
llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús, al verlo echado, y sabiendo que ya
llevaba mucho tiempo, le dice: ¿Quieres quedar sano? El enfermo le contestó:
Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se remueve el agua;
para cuando llego yo, otro se me ha adelantado. Jesús le dice: Levántate, toma
tu camilla y echa a andar. Y al momento el hombre quedó sano, tomó la camilla y
echó a andar. Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había
quedado sano: Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla. Él les contestó:
El que me ha curado es quien me ha dicho: Toma tu camilla y echa a andar. Ellos
le preguntaron: ¿Quién es el que te ha dicho que tomes la camilla y eches a
andar? ...". Jesús sube por segunda vez a Jerusalén con motivo de una
fiesta, que el evangelista no especifica, pero que probablemente es el sábado o
una de las grandes romerías religiosas del pueblo de Israel. El
evangelista describe la clase de enfermos que yacían por el suelo en los
soportales de la piscina. Entre aquellos enfermos, había un paralítico que
llevaba casi cuarenta años aquejado de un mal crónico: la parálisis. Jesús toma
la iniciativa y se acerca lleno de compasión al enfermo quizás más pobre,
indefenso y necesitado. El enfermo explica a Jesús su soledad, sus pequeños
esfuerzos e intentos malogrados tantas veces cuantas intenta acercarse al agua.
Jesús le manda: "Levántate, toma tu camilla y echa a andar". En aquel
instante queda curado el paralítico. Los judíos no aprueban el gesto sanador de
Jesús, porque ha sido realizado en sábado. Ante la alegría del paralítico
curado, aparece la amargura de los dirigentes religiosos. Jesús nunca rechazó
el precepto del sábado, pero sí sus extremismos. Como Hijo del Hombre declaró
que el sábado era para el hombre y no el hombre para el sábado. En tiempo de
Cuaresma reconocemos la necesidad de ser curados por Jesús. Él es nuestro
Salvador que nos quiere liberar de toda clase de parálisis.
Miércoles, 2 de abril
de 2025. Jn 5, 17-30
JESÚS SE MANIFIESTA COMO EL HIJO DEL PADRE
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Mi padre sigue
actuando, y yo también actúo. Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo:
porque no solo quebrantaba el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo,
haciéndose igual a Dios. Jesús tomó la palabra y les dijo: En verdad, en verdad
os digo: El Hijo no puede nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre.
Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y
le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para
vuestro asombro. Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida,
así también el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie,
sino que ha confiado al Hijo todo el juicio, para que todos honren al Hijo como
honran al Padre...". El hecho de que Jesús se manifieste como Hijo de Dios
es un tema medular, una afirmación sustancial. Tan arriesgada y comprometida
testificación chirrió estridentemente en los oídos de los dirigentes
judíos, defensores a ultranza del más puro monoteísmo. Para ellos era una
blasfemia. Que un hombre se atreviera a profanar la 'sacralidad' inviolable del
sábado, que se proclamara igual a Dios, que tuviera el atrevimiento de llamar a
Dios 'su Padre', era algo intolerable. En el texto evangélico aparece con
claridad que entre el Padre y el Hijo hay comunión de voluntades y de acción,
una unidad de relación, operación y gloria. Solo Dios es la Vida, fuente y
origen de toda vida. Esta misma Vida se la ha comunicado al Hijo; por eso el
Hijo actúa como el Padre, dando vida a los que quiere, porque su Padre le ha dado
este poder por su igualdad de naturaleza y de soberanía. Jesús ya no es
portavoz de Dios, como lo fueron los profetas, es el Hijo. El que cree en Jesús
y vive en consonancia ha pasado ya al ámbito de la vida de Dios. A esta
prerrogativa de dar la Vida ha añadido el Padre el poder de juzgar. El tiempo
de Cuaresma es oportuno para conocer más a fondo al Hijo de Dios, que es
nuestro Salvador. Él, al entregar su vida por nosotros, nos da la vida
nueva y definitiva.
Viernes, 4 de abril de
2025. Jn 7 ,1-2.10.25-30
"¿NO ES ESTE EL
QUE INTENTAN MATAR?"
Jesús recorría
entonces la Galilea; él no quería subir abiertamente a Judea, pues los judíos
trataban de matarlo. Estaba cerca la fiesta de los Tabernáculos. "Después
que sus parientes se marcharon a la fiesta, entonces subió él también, no
abiertamente, sino a escondidas. Entonces algunos que eran de Jerusalén
dijeron: ¿No es este el que intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente,
y no le dicen nada. ¿Será que los jefes se han convencido de que este es el Mesías?Entonces Jesús, mientras enseñaba en el templo, gritó: A mí
me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta,
sino enviado por el que es veraz...". Jesús anda en la boca de todos.
Acerca de su identidad circulan diversas opiniones. El origen humano de Jesús
era conocido. No existía ningún misterio sobre su familia y su patria. Del
Mesías se conocía su patria, Belén. Las otras circunstancias eran desconocidas.
Conocían lo exterior y humano de Jesús, pero en él había algo más que conocer:
la realidad o verdad de su misión por parte del Padre. En este sentido, Jesús
venía verdaderamente de parte de Dios. El punto de partida es el seno mismo de
Dios, viene de junto a Dios. Ante las afirmaciones de Jesús acerca de su relación
con el Padre, querían agarrarlo, pero nadie le pudo echar mano, porque todavía
no había llegado su hora. Señor Jesús, gracias al don de la fe, podemos
conocerte más y conocer tu relación íntima con el Padre que te envió a la
misión de salvarnos. Tú eres, pues, nuestro Salvador.
Sábado, 5 de abril de
2025. Jn 7, 40-53
"ESTE ES EL
MESÍAS"
Los contemporáneos de
Jesús que habían oído los discursos de Jesús, decían: "Este es de verdad
el profeta. Otros decían: Este es el Mesías. Pero otros decían: ¿Es que de
Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del
linaje de David, y de Belén, el pueblo de David? Y así surgió entre la gente
una discordia por su causa. Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la
mano encima. Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y
fariseos, y estos le dijeron: ¿Por qué no lo habéis traído? Los guardias
respondieron: Jamás ha hablado nadie como ese hombre". La gente del pueblo
se divide también sobre la misión de Jesús. Unos le tienen por el profeta,
otros por el Mesías. Algunos querían también prenderlo. La fuerza del
magisterio de Jesús ha impresionado a la policía de Jerusalén lo mismo que
había impresionado al pueblo de Galilea. Los fariseos responden porque son los
más activos del sanedrín. La incredulidad de los dirigentes es exagerada. Uno
de ellos, de los miembros del sanedrín, como persona humilde estaba abierto a
la luz y buscaba la verdad. Este era Nicodemo, el que había ido en otro tiempo
a visitar a Jesús. A los creyentes de hoy también se nos pide que nos definamos
ante la persona del Señor Jesús. Hemos de ser personas humildes que buscan el
verdadero rostro del Señor.
Domingo, 6 de abril de
2025. Jn 8, 1-11
"EL QUE ESTÉ SIN
PECADO..."
Celebramos ya el
domingo V de Cuaresma. Es la última semana de Cuaresma que nos introduce en la
gran Semana Santa. La primera lectura (Is.43,16-21) nos anuncia el
gran proyecto de Dios consistente en renovar todas las cosas : "Mirad que
realizo algo nuevo; ya está brotando, ¿no lo notáis?". El Salmo (125) dice
en su estribillo: "El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos
alegres". Canta la liberación de la cautividad de Babilonia. En la segunda
lectura (Fil.3,8-14), Pablo nos dice lo que supuso su encuentro con el
Resucitado: "Todo lo estimo pérdida, comparado con la excelencia del
conocimiento de Cristo, mi Señor". El Apóstol lo perdió "todo" y
considera todo "basura" a cambio "de ganar a Cristo y existir en
él". Todo lo dicho se ordena a "conocerlo a él, y la fuerza de su
resurrección, y la comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte,
para llegar un día a la resurrección de entre los muertos". En el
Evangelio (Jn.8,1-11) se recoge el pasaje de la mujer sorprendida en adulterio
y el perdón de Jesús. Nos dice el evangelista que Jesús se había retirado,
por la noche, al monte de los Olivos. Al amanecer, va al templo y todos acudían
a Él y sentado les enseñaba. "Los escribas y los fariseos le traen una
mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: Maestro,
esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos
manda apedrear a las adúlteras; tú, ¿qué dices? Le preguntaban esto para
comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo
en el suelo. Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: El que
esté sin pecado, que le tire la primera piedra...". Oyendo esto se fueron
marchando...Quedaron solos Jesús y la mujer...Jesús le dijo: Tampoco yo te
condeno. Anda, y en adelante no peques más. Para esta mujer ha comenzado una
vida nueva; el perdón de Jesús recrea la vida de esta mujer. El perdón libera y
concede a la pecadora una nueva oportunidad. La misericordia de Jesús la
reintegra al amor de Dios.
Lunes, 7 de abril de
2025. Jn 8, 12-20
"YO SOY LA LUZ
DEL MUNDO"
Dirigiéndose a los
fariseos, Jesús dijo: "Yo soy la luz del mundo; el que sigue no camina en
tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. Le dijeron los fariseos: Tú das
testimonio de ti mismo; tu testimonio no es válido. Jesús les contestó: Aunque
yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es válido, porque sé de dónde he
venido y adónde voy; en cambio, vosotros no sabéis de dónde vengo, ni adónde
voy...Yo doy testimonio de mí mismo, y además da testimonio de mí el que me
envió, el Padre". Con la metáfora de la luz se expresa al magisterio
sobrenatural y religioso del Mesías y, sobre todo, su obra salvadora o de
vivificación sobrenatural. El término 'mundo' se refiere a los hombres, en
cuanto que de por sí están privados de la luz, viven en tinieblas. Seguir a
Jesús es tanto como creer en él, hacerse su discípulo, aceptar su persona y su
mensaje. Caminar es tanto como vivir, ser y obrar. Tinieblas corresponde
al mundo. es una metáfora que se opone a la luz y a la vida, el plano de lo
sobrenatural. El mundo o los hombres sin Cristo están en tinieblas porque ni
conocen a Dios ni participan de Dios. 'La luz de la vida', se contrapone a
'caminar en tinieblas'. La regla general es que el testimonio propio no tiene
valor en causa propia. Pero Jesús es una excepción, como testigo excepcional,
como Dios, que ha venido del Padre y va al Padre. Come el salmista:
"Señor, en ti están las fuentes de la vida. En tu luz vemos la luz"
(Sal.36,10).
Martes, 8 de abril de
2025. Jn 8, 21-30
"CUANDO LEVANTÉIS
AL HIJO DEL HOMBRE..."
En el Evangelio de hoy
(Jn.8,21-30) aparecen resaltadas varias ideas: de dónde viene Jesús, adónde va,
quien es el Padre, quién es Jesús. Todas ellas se las recuerda Jesús a los
fariseos. Los judíos están perdidos; no entienden las afirmaciones de Jesús.
Éste les habla de su muerte, de su partida al Padre; ellos comentaban si Jesús
se iría a suicidarse. Jesús se lamenta de la incredulidad de los fariseos y les
decía: "Vosotros sois de aquí abajo, yo soy de allá arriba; vosotros sois
de este mundo, yo no soy de este mundo. Con razón os he dicho que moriréis por
vuestros pecados: pues, si no creéis que yo soy, moriréis por vuestros
pecados". En este contexto ser de abajo, ser del mundo tiene sentido de
imperfección en el obrar y pensar. Por el contrario, ser de arriba
corresponde al que viene de arriba, del cielo. La incredulidad de los
judíos tiene sus raíces en su modo mundano de pensar y querer. Con la alusión a
"levantarle en alto', a su muerte en la cruz, Jesús hace referencia a ella
como el momento culminante de su revelación. En la cruz se revela a la vez la
obediencia de Jesús: "Hago siempre lo que es de su agrado" y su
glorificación, porque "el que me envió está conmigo: no me ha dejado
solo". No todo era incredulidad, pues "cuando les exponía esto,
muchos creyeron en él". Después de veinte siglos, la persona y la misión
de Jesús siguen siendo blanco de contradicción. Señor Jesús, gracias a tu
ayuda, te reconocemos como nuestro Salvador.
Miércoles, 9 de abril
de 2025. Jn 8, 31-42
"SI OS MANTENÉIS
EN MI PALABRA..."
Dirigiéndose a los
discípulos que había creído en él, dijo Jesús: "Si os mantenéis en mi
palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os
hará libres. Le replicaron: Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos
de nadie. ¿Cómo dices tú: ¿Seréis libres? Jesús les contestó: Os aseguro que
quien comete pecado es esclavo. El esclavo no queda en la casa para siempre, el
hijo se queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente
libres...". Jesús se dirige a aquellos que habían dado un primer paso para
ser sus discípulos. Discípulo, en este caso, es el que sigue la doctrina de
Jesús. No es mera ciencia; el verdadero discípulo da mucho fruto y glorifica al
Padre. Para dar este fruto es necesario estar vitalmente unido a Jesús. La
permanencia en la Palabra hay que entenderla en este sentido de unión vital. El
verbo conocer posee en este texto los sentidos de progreso y perfección. Desde
esta visión, el acto de conocer incluye la inteligencia y la voluntad. La
libertad que da la verdad consiste de hecho en la filiación divina, en la vida
de los hijos de Dios. Jesús es Maestro de la verdad, no sólo por la predicación
y el magisterio oral, sino por su propia consagración e inmolación. El pecado
nos va separando de Jesús y nos hace esclavos. En la medida en que nos vamos
identificando con el Señor Jesús, vamos superando la esclavitud y alcanzando
una libertad más profunda.
Jueves, 10 de abril de
2025. Jn 8, 51-59
"QUIEN GUARDA MI
PALABRA..."
Dirigiéndose a los
judíos, dijo Jesús: "Os aseguro: quien guarda mi palabra no sabrá lo que
es morir para siempre. Los judíos le dijeron: Ahora vemos claro que estás
endemoniado; Abrahán murió, los profetas también, ¿y tú dices: ¿Quién guarde mi
palabra no conocerá lo que es morir para siempre? ¿Eres tú más que nuestro
padre Abrahán, que murió? También los profetas murieron, ¿por quién te tienes?
Jesús contestó: Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El
que me glorifica es mi Padre, de quien vosotros decís: Es nuestro Dios, aunque
no lo conocéis. Yo sí lo conozco...". Guardar la palabra de Cristo
equivale a guardar los mandamientos. La vida se promete al que 'oye', 'al que
cree'; son expresiones que expresan una misma entrega y unión vital con Jesús.
La promesa de Jesús se refiere a la resurrección final, como explica en el
discurso del pan de vida (Jn.6). Creer en Jesús, vida y luz de los hombres, les
hace posible vencer la muerte y obtener la salvación plena. Los judíos no
conocen ni honran a Dios, porque no quieren conocer ni honrar al Hijo, al
enviado del Padre. En cambio Jesús le conoce y guarda su palabra. Los judíos
han comprendido que Jesús se hace Dios. Por esto quieren apedrearle como a un
blasfemo. Jesús se escondió y salió del templo. Señor Jesús, nosotros te
conocemos y sabemos que eres el Hijo de Dios. Aumenta con tu gracia nuestra fe,
para que cada día nos vayamos identificándonos con tu Persona y con tus obras.
Viernes, 11 de abril
de 2025. Jn 10,31-42
"TÚ, SIENDO UN
HOMBRE, TE HACES DIOS"
La tensión entre Jesús
y los judíos va creciendo. Los judíos agarraron piedras para apedrear a Jesús.
"Él les replicó: Os he hecho ver muchas obras buenas por encargo de mi
Padre: ¿por cuál de ellas me apedreáis? Los judíos le contestaron: No te
apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia: porque tú, siendo un
hombre, te haces Dios. Jesús les replicó: ¿No está escrito en vuestra ley: Yo
os digo: Sois dioses? Si la Escritura llama dioses a aquellos a quienes vino la
palabra de Dios (y no puede fallar la Escritura), a quien el Padre consagró y
envió al mundo, ¿decís vosotros que blasfema porque dice que es hijo de Dios?
Si no hago las obras de mi Padre, no me creáis, pero si las hago, aunque no me
creáis a mí, creed a las obras, para que comprendáis y sepáis que el Padre está
en mí, y yo en el Padre". Ante la situación de querer apedrear a Jesús,
Éste les dice que el origen de sus obras está en el Padre. Jesús no hace nada
por su cuenta. Obra por encargo del Padre. Entonces, cuál es la razón por la
que quieren apedrearle. La razón que aducen los judíos revela dos realidades
importantes: Jesús era hombre realmente. Su humildad se imponía. Jesús habla de
de sí, como Dios. Se hace Dios. Jesús acepta la hipótesis de que se ha
hecho Dios y la justifica, poniéndose por encima de todos los profetas
anteriores a él y a los cuales Dios les había comunicado su palabra. Jesús
muestra ante todo el testimonio de las obras. Las obras del Padre tienen este
sentido: Son las obras que quiere el Padre y las que solo puede hacer el Padre.
Estas son las obras que realiza Jesús durante su vida. No todo fue rechazo a
Jesús. Entre sus oyentes muchos, apoyándose en las obras realizadas por Jesús,
creyeron en él. Señor Jesús, los signos realizados por ti sustentan nuestra fe.
Sábado, 12 de abril de
2025. Jn 11 ,45-57
"ESTE HOMBRE HACE
MUCHOS SIGNOS"
Ante el milagro de la
resurrección de Lázaro creyeron en Jesús; pero algunos acudieron a los fariseos
y le contaron lo que Jesús había hecho. Entonces los fariseos y los sumos
sacerdotes convocaron el Sanedrín y dijeron: "¿Qué hacemos? Este hombre
hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los
romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación". Los miembros del
Sanedrín reflexionan sobre las consecuencias de su debilidad o transigencia
ante los signos que realiza Jesús. Si le permiten que siga haciendo los signos,
terminará creyendo toda la gente en Jesús. Esta situación provoca la reacción
drástica de Caifás que les dijo a los del Sanedrín: "Vosotros no entendéis
ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que
no perezca la nación entera. Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por
ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a
morir por la nación; y no solo por la nación, sino también para reunir a los
hijos de Dios dispersos. Y aquel día decidieron darle muerte". En verdad,
Caifás, como sumo sacerdote, sin saberlo, anunció lo que de hecho iba a suceder,
según los planes de Dios, aunque no por los motivos políticos y naturales que
él veía. El evangelista constata un hecho, no formula teoría ni dice
expresamente que Caifás estuviera realmente inspirado. El consejo humano,
aunque oficial de Caifás, es interpretado teológicamente por el evangelista. De
hecho, Jesús muere en la cruz para reunir a todos los hijos de Dios dispersos
por el mundo. En consecuencia, el evangelista descubre en las palabras del sumo
sacerdote el cumplimiento del designio salvífico de Dios en su dimensión
universal. De este modo el consejo tan drástico de Caifás es aceptado y desde
aquel momento deciden matar a Jesús. Nadie tiene amor más grande que el que da
la vida por sus amigos. Señor Jesús tú diste libremente la vida por todos los
hombres.
Domingo, 13 de abril
de 2025. Lc 23, 1-49
"...Y TOMÓ LA
CONDICIÓN DE ESCLAVO"
Hoy celebramos el
domingo de Ramos en la Pasión del Señor. Es como el pórtico de la Semana Santa.
Ésta comienza con el Domingo de Ramos y termina con las Vísperas II del domingo
de la Resurrección. En esta Semana, la más importante del año litúrgico,
actualizamos de un modo muy especial el Misterio Pascual de nuestro Señor
Jesucristo. La celebración litúrgica del domingo de Ramos es un tanto especial,
pues comporta una primera parte que culmina con la procesión de los ramos,
haciendo memoria de la entrada triunfal del Señor en la Ciudad santa de
Jerusalén. La segunda parte consiste en la celebración de la santa Misa de la
Pasión. La primera lectura de la Eucaristía está tomada del tercer poema del
Siervo de Yahvé y nos introduce en la pasión de Cristo. Dice el Siervo:
"Ofrecí la espalda a los que me apaleaban, las mejillas a los que mesaban
mi barba; no me tapé el rostro ante ultrajes y salivazos. El Señor me ayuda, por
eso no sentía los ultrajes; por eso endurecí el rostro como pedernal, sabiendo
que no quedaría defraudado". Estas palabras nos adelantan algunos aspectos
de la pasión de Cristo, en sus terribles sufrimientos y abandono humano, pero
con la certeza del triunfo. La segunda lectura es un cántico a Cristo Salvador,
recogido por san Pablo en la carta a los Filipenses. Cristo "se despojó de
su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos". Se
sometió incluso a la muerte en cruz. Pero Dios "lo levantó sobre todo, y
le concedió el "Nombre-sobre-todo-nombre". El relato de la Pasión es
el centro de la liturgia de la Palabra del domingo de Ramos. En torno a este
relato giran todos los demás elementos de esta celebración. La Iglesia proclama
hoy la Pasión en la asamblea dominical, para que la cruz del Señor domine toda
la semana. En la pasión destaca muy especialmente la entrega obediente y
confiada de Jesús a la voluntad del Padre. He aquí la senda de obediencia y de
generosidad que hemos recorrer sus discípulos.
Lunes, 14 de abril de
2025. Jn 12, 21-11
"LE UNGIÓ A JESÚS
LOS PIES..."
Hoy es Lunes Santo.
Estamos dentro de la Semana Santa. La semana más importante del año litúrgico.
El evangelista nos recuerda el acontecimiento de la unción de Betania. En
efecto, "seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía
Lázaro, a quien había resucitado de entres los muertos". Juan ha
concretado con mucho detalle las jornadas de la última semana (cfr. Jn.12,12;
13,1; 18,28; 19,31), como hizo con las de la primera (cfr.Jn.1,19-2,1). Las dos
terminan con la manifestación de la gloria de Jesús. En Betania le ofrecieron
una cena; en ella Marta servía y Lázaro estaba con Jesús a la mesa. "María
tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los
pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del
perfume. Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo iba a entregar,
dice: ¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos
a los pobres? Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era
un ladrón; y como tenía la bolsa llevaba lo que iban echando". Durante
esta cena se produce la unción de los pies de Jesús con una libra de perfume de
nardo legítimo. Por el perfume y el alabastro Judas calcula 300 de denarios.
Con 200 se podía dar de comer a 5.000 hombres (cfr. Jn.6,7). El jornal diurno
era de un denario (cfr. Mt.20,2). Según esto, María se ha gastado casi el
jornal de un año. Con respecto a Jesús siempre encontramos los dos extremos: el
de suprema entrega y generosidad, que representa María, rompiendo el frasco, y
el de la miseria e indignación, que representa Judas Iscariote. Judas cubre su
avaricia con el velo de la caridad. Jesús contesta a Judas con estas palabras:
"Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los
pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis".
Jesús acepta la unción de María en orden a su próxima muerte. La interpretación
de la unción se la da Jesús. Él es quien guarda el ungüento de un modo afectivo
en orden a la sepultura y quiere que María lo proyecte hacia ese día ya
cercano.
Martes, 15 de abril de
2025. Jn 13, 21-33.36-38
"SEÑOR, ¿ADÓNDE
VAS?".
El evangelio de este
Martes Santo recoge parte del Sermón de la Última Cena. Jesús profundamente
conmovido dijo: "Os aseguro que uno de vosotros me va a entregar. Los
discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía...".
Es muy humano emocionarse al recordar la elección para compañero de un traidor.
Jesús había elegido a Judas Iscariote como uno de los Doce. Ahora va perpetrar
la traición contra su Maestro. Ante el anuncio de esta traición por parte de
Jesús, aparece la ingenuidad de los otros discípulos, la curiosidad de Pedro,
la familiaridad de Juan y la delicadeza con que Jesús descubre al traidor. El
dramatismo del texto bíblico se refleja en la entrada de Satanás en Judas y la
salida precipitada del mismo, junto con el marco obscuro de la noche. El texto
dice que "era de noche". En las palabras del evangelista contrasta la
sobriedad con la viveza y psicología de la narración. Al salir Judas, dijo
Jesús: "Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en
él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo:
pronto lo glorificará". Jesús se halla con aquellos discípulos fieles. El
discurso de la Cena, propiamente tal, comienza aquí. Sólo aquellos que de
verdad aman a Jesús pueden entender el contenido de estas palabras. Sin darse
cuenta, Judas va a realizar los planes de Dios, la gloria de Cristo y del Padre
por medio de la muerte. La pasión de Cristo es para gloria del Hijo y del
Padre. Así el Padre glorificará al Hijo en su propia humanidad. Pronto, en la
resurrección y ascensión. Jesús abre su corazón a los discípulos. Comienza
despedirse de ellos y les dice: "Donde yo voy, vosotros no podéis ir.
Simón Pedro le dijo: Señor, ¿adónde vas?...". Pedro interpreta la partida
de Jesús en el sentido material de la muerte. Por eso protesta y manifiesta que
está dispuesto a ir con Jesús hasta la muerte. Está dispuesto a dar la vida por
Jesús. Nosotros sabemos lo que pasó después y camino que recorrió Jesús. Señor,
danos la fortaleza necesaria, para no traicionarte. Si lo hacemos, danos la
gracia de la conversión.
Miércoles, 16 de abril
de 2025. Mt 26, 14-25
"MI MOMENTO ESTÁ
CERCA..."
En este día de Miércoles
Santo el evangelio nos habla de la traición de Judas y de los preparativos de
la cena de Pascua. El evangelista nos dice que "uno de los Doce, llamado
Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes y les propuso: ¿Qué estáis
dispuestos a darme, si os lo entrego? Ellos se ajustaron con él en treinta
monedas. Y desde entonces andaba buscando ocasión propicia para
entregarlo". Este acontecimiento debió suceder probablemente el miércoles
después de la sesión del sanedrín en la que decidieron apoderarse de Jesús para
darle muerte. Tal vez Judas tuvo noticia de aquella reunión y de lo que en ella
se había tratado y creyó ofrecérsele una ocasión propicia para perpetrar una
traición que venía madurando en su ánimo. De hecho, ya un tiempo atrás, Cristo
había dicho: "¿No os elegí yo a los doce? Pues bien, uno de vosotros es un
diablo. Se refería a Judas, hijo de Simón Iscariote. Porque Judas, precisamente
uno de los doce, lo iba a entregar" (Jn.6,71). El mismo Judas fue en busca
de los enemigos de Jesús para ofrecerse a poner en sus manos a Jesús. El amor
al dinero fue apartando poco a poco a Judas de su excelsa vocación, de su
ministerio y de la misma persona de Jesús. Desde aquel momento tan horrendo
Judas buscaba la ocasión propicia para poder poner en obra su infame traición.
Los discípulos se acercan Jesús para preguntarle: "¿Dónde quieres que te
preparemos la cena de Pascua? Él contestó: Id a la ciudad, a casa de Fulano, y
decidle: El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu
casa con mis discípulos. Los discípulos cumplieron las instrucciones de Jesús y
prepararon la cena". El encargo de preparar todo los necesario para la
Pascua lo reciben Pedro y Juan (cfr. Lc.22,8). La razón por la que Jesús calló
el nombre del dueño de la casa pudo ser para que no se enterase Judas
hasta última hora y pudiesen de esta suerte celebrar la cena con toda
tranquilidad. Los dos apóstoles comisionados prepararon la cena de Pascua. Al
atardecer, Jesús se puso a la cena con los Doce. Las palabras llenas de tristeza
con las que Jesús anuncia la traición de Judas las pronuncia al comienzo de la
cena. Judas el que comía de su pan, el que formó parte del grupo enviado por Él
para anunciar la venida del Reino por todo Israel, termina traicionándolo. Su
traición nos invita a mirarnos a nosotros mismos. ¿Soy yo?, dijeron uno tras
otro, los discípulos a Jesús. ¡Señor, líbrame de ser yo!
Jueves, 17 de abril de
2025. Jn 13, 1-15
"HACED ESTO EN
MEMORIA MÍA"
Hoy es Jueves
Santo. Toda la preparación y esfuerzo de conversión que supone la Cuaresma
desemboca en la celebración del misterio pascual de Jesucristo paciente,
muerto, sepultado y resucitado. En concreto, el Triduo Pascual comienza con la
misa vespertina de la Cena del Señor, tiene su centro en la Vigilia Pascual y
termina con las Vísperas del Domingo de Resurrección. Veamos lo específico de
este día de Jueves Santo. La Eucaristía vespertina de este día es "aquella
misma memorable Cena" en la que Cristo, "antes de entregarse a la
muerte, confió a la Iglesia el banquete de su amor, el sacrificio nuevo
de la Alianza eterna" (oración colecta). De este modo, Cristo anticipó su
donación hasta el extremo en la cruz, por nuestra salvación. Durante la misma
Cena con sus Apóstoles Jesús instituyó el sacerdocio ministerial, al mandarles:
"Haced esto en memoria mía". En la primera lectura de la santa Misa
(Ex.12,1-14) se narra la celebración de la pascua judía, figura y anticipación
de la Pascua de Cristo. Él es en persona el verdadero Cordero y Pascua de
salvación de los cristianos. La segunda lectura, tomada de ICor.11, 23-26,
representa la descripción más antigua que conocemos de la Eucaristía cristiana.
El Apóstol nos advierte que la narración que él hace, la ha recibido de una
tradición que viene del Señor y que él a su vez nos la quiere transmitir. Pablo
sitúa esta primera Eucaristía "en la noche en que iban a entregarlo".
El Evangelio de Jn.13,1-15 comienza con un prólogo solemne, de profundo
contenido y significado teológico: lo que narra sucede "antes de la fiesta
de Pascua". Jesús es conocedor del momento, "había llegado la hora de
pasar de este mundo al Padre"; es su Pascua. El lavatorio de los pies es
la expresión extrema de su amor a los suyos. Sigue diciendo el evangelista:
"...y Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todo en sus manos, que
venía de Dios y a Dios volvía, se levanta de la cena, se quita el manto y,
tomando una toalla, se la ciñe; luego echa agua en la jofaina y se pone a
lavarles los pies a los discípulos, secándoselos con la toalla que se había ceñido...".
El evangelista, en vez de hablar de la institución de la Eucaristía, describe
el clima que ha de rodearla: el servicio humilde como expresión de todo el
misterio de Cristo y de su entrega por amor hasta el fin. Éste debe ser también
el ministerio de sus discípulos, derivado del ejemplo dado por el Maestro. Hoy
es también día del amor fraterno que brota de Cristo-Eucaristía.
Viernes, 18 de abril
de 2025. Jn 18, 1-19,42
"AUTOR DE
SALVACIÓN ETERNA"
Hoy es Viernes Santo.
Es un día en el que no se celebra la Eucaristía. Es día de ayuno pascual
obligatorio, en recuerdo de la pasión y muerte del Señor. Sería bueno
prolongarlo hasta la noche de la Vigilia Pascual. En la oración colecta se
recoge el sentido profundo de lo que se celebra en este día: "Recuerda,
Señor, que tu ternura y tu misericordia son eternas; santifica a tus hijos y
protégelos siempre, pues Jesucristo, tu Hijo, en favor nuestro instituyó por
medio de su sangre el misterio pascual". Las lecturas bíblicas describen
desde perspectivas distintas el misterio de pasión y anonadamiento de
Jesucristo. En el cuarto cántico del Siervo de Yahvé (Is.52,13-53,12) se
adelantan algunos aspectos de la pasión de Jesucristo. La figura del siervo es
lo más exquisito y misterioso del mensaje consolador. Encarna todo el
sufrimiento humano, incluido el de la muerte afrentosa. Pero en esa figura el
dolor se redime, porque es aceptado, es inocente, es por otros y termina en
victoria. En la segunda lectura (Heb.4,14-16; 5,7-9) se presenta a Cristo, Sumo
Sacerdote, el Hijo de Dios que "aprendió sufriendo a obedecer". Por
la resurrección se ha convertido en "autor de salvación eterna". La
pasión según san Juan (Jn.18,1-19,42) constituye la culminación de la Liturgia
de la Palabra. Se puede afirmar que toda la pasión es como un diálogo de amor.
¿Cuál debe ser nuestra postura ante el relato de la pasión? ¿Cómo hemos de
responder a la entrega hasta el extremo de Cristo? Ha de ser una respuesta en
clave de amor, de escucha atenta, de acogida en fe, de silencio que permite
dentro de nosotros la actuación del Espíritu Santo, de dolor por todo lo que de
pecado exista en nosotros, de deseo de reparación, de servicio y ofrenda de la
propia vida. No debe pasarnos desapercibida la fortaleza y de fe profunda de
María junto a la cruz de su Hijo. En esta circunstancia, al pie de la cruz,
María nos acoge a todos en su corazón maternal. Por nuestra parte hemos de
recibirla en la casa de nuestra vida como Madre que nos engendró con mucho
dolor junto a la cruz de su Hijo. Ella nos pide también abrirnos a la multitud
de hermanos de su Hijo. Viernes Santo es, por tanto, un día consagrado a la
meditación y adoración de la cruz del Señor. Hemos de doblar nuestra rodilla
ante la imagen del Hijo de Dios, 'cosido' al madero de la cruz.
Sábado, 19 de abril de
2025. Jn 20, 1-9
SÁBADO SANTO
Hoy es Sábado Santo,
de la Sepultura del Señor. Este día, hasta la Vigilia Pascual, es un día en que
no se celebra la Eucaristía y de ayuno voluntario. Esto le da un tono de
sobriedad. Es muy precisa y elocuente la rúbrica que ofrece el Misal para este
sábado: "Durante el Sábado Santo la Iglesia permanece junto al sepulcro
del Señor meditando su pasión y muerte, y se abstiene del sacrificio de la
misa, quedando por ello desnudo el altar hasta que, después de la solemne
Vigilia o expectación nocturna de la resurrección, se inauguren los gozos de la
Pascua, cuya exuberancia inundará los cincuenta días pascuales" (Cfr.
MR.n.29). Durante las horas de este día, la Iglesia celebra la Liturgia de las
Horas invitando a adorar "a Cristo, el Señor, que por nosotros murió y fue
sepultado". En este sentido, sería bueno convocar a la comunidad cristiana
para orar a partir de alguna hora de la Liturgia de las Horas o parte de las
mismas. En el centro de la espiritualidad de este día se halla, pues, la muerte
y la sepultura de Cristo. Las antífonas del Oficio de lecturas ponen en boca de
Cristo estas expresiones: "Dormiré y descansaré en paz"; "mi
carne descansa serena" y "que se alcen las antiguas compuertas: va a
entrar el Rey de la gloria". La lectura de Hebreos 4,1-13 tiene el título:
"Empeñémonos en entrar en el descanso del Señor" y la segunda,
anónima, sobre "el descenso del Señor al abismo". Hay que reconocer
que las dos lecturas marcan admirablemente el sentido y el contenido del Sábado
Santo: silencio contemplativo ante la muerte de Cristo, descanso en el Señor,
descenso del Señor a los infiernos y liberación de los que esperaban su
redención. Las antífonas a los salmos de Laudes son también muy sugestivas al
respecto: "Harán llanto como llanto por el Hijo único, porque siendo
inocente fue muerto el Señor"; "líbrame, Señor de las puertas del
abismo"; "Estaba muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos
y tengo las llaves de la muerte y del abismo". La piedad del pueblo
sencillo puede alimentarse también con el ejercicio del 'Viacrucis', el canto o
meditación del salmo 50, algún acto mariano centrado en la contemplación de la
Pasión y muerte del Señor con la Madre de Jesús. También puede ayudar a vivir
las horas del día de Sábado Santo la asistencia a procesiones con distintos
pasos en clima de silencio, meditación y oración.
Domingo, 20 de abril
de 2025. Lc 24,1-12
VERDADERAMENTE HA
RESUCITADO EL SEÑOR, ALELUYA.
Ayer noche hemos
celebrado con gozo la Vigilia Pascual, la madre de todas las vigilias. Nos
hemos alegrado con toda la Iglesia, porque el Señor ha resucitado. Con la
Vigilia Pascual y el Domingo de Resurrección comienza el gran día de la Pascua
de la Iglesia. La Pascua se prolonga durante cincuenta días, considerados como
'un único día de fiesta'. Es el tiempo del gozo por la presencia del
Resucitado, tiempo del gozo de los nuevos bautizados y de quienes han renovado
sus compromisos bautismales, de la alegría de la comunidad eclesial que canta
el 'Gloria' y el 'Aleluya'. Estamos ante el tiempo oportuno para profundizar
nuestra fe y proclamar incansablemente la resurrección de Cristo. Las
Eucaristías de los domingos de Pascua deben brillar por el 'arte de celebrar',
por la alegría de saber presente al Resucitado, por acoger su Palabra, por
intuir sus llagas luminosas y comulgar su Cuerpo y Sangre para anunciarlo al
mundo. En el libro de los Hechos se recogen unas palabras de Pedro en las que
resume la vida pública de Jesús desde que comenzó en Galilea hasta el día de su
resurrección. Hablando de este acontecimiento dice: "Lo mataron colgándolo
de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y nos lo hizo ver, no a todo
el pueblo, sino a los testigos que él había designado: a nosotros, que hemos
comido y bebido con él después de la resurrección". En la carta a
los Colosenses (1,1-4), el Apóstol nos habla de nuestra inserción en Cristo por
el Bautismo, como miembros de su Cuerpo. Nos invita a buscar "los bienes
de allá arriba, donde está Cristo, sentado a la derecha de Dios; aspirad a los
bienes de arriba, no a los de la tierra". En el evangelio del domingo de
Pascua (Jn.20,1-9) se nos relata que "el primer día de la semana, María
Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa
quitada del sepulcro". Muy de madrugada, todavía bajo el peso de las
últimas sombras, la Magdalena se llega hasta el sepulcro donde pensaba que
todavía yacía allí el cadáver de su Señor. Pero vio la losa quitada del
sepulcro. Vuelve corriendo y fue donde estaban Pedro y el discípulo amado de
Jesús y les dice: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde
lo han puesto". Entonces salieron hacia el sepulcro Pedro y el discípulo
amado. Al llegar al sepulcro, Pedro "vio las vendas en el suelo y el
sudario con que le habían cubierto la cabeza, no por el suelo con las vendas,
sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el
que había llegado primero al sepulcro: vio y creyó". Realmente la muerte
había sido despojada de su botín; a la vista quedaron las vendas y el sudario,
como proclamando que el Resucitado se había librado de ellas. No hemos de
buscar entre los muertos al que vive.
Lunes, 21 de abril de
2025. Mt 28, 8-15
OCTAVA DE PASCUA
Comenzamos hoy la Octava de Pascua.
Las mujeres, que habían ido al sepulcro, corrieron a toda prisa a llevar a los
apóstoles el mensaje que habían recibido del ángel. Caminaban, por una parte,
temerosas probablemente de que los judíos las complicasen en el hecho de
haberse encontrado abierto el sepulcro y de haber desaparecido el cadáver, y,
por otra, alegres por la noticia que el ángel les había comunicado de que
Cristo había resucitado. Entonces, "de pronto, Jesús les salió al
encuentro y les dijo: Alegraos. Ellas se acercaron, se postraron ante él y le
abrazaron los pies. Jesús les dijo: No tengáis miedo: Id a comunicar a mis
hermanos que vayan a Galilea; allí me verán". El Resucitado permite que
aquellas mujeres abrazasen sus pies y se los besasen, y, postradas en tierra,
le adoraron. Después con palabras llenas de ternura, recordando a los
apóstoles, que le habían abandonado en su pasión, sus hermanos, les repite la
orden que habían recibido ya por medio del ángel. El Resucitado tiene un
interés especial de reavivar la comunión de sus hermanos con él y entre sí. Con
motivo de su pasión y muerte en la cruz, se cumplió la profecía: heriré
al pastor y se dispersarán las ovejas. Los discípulos estaban dispersos y
llenos de miedo. El Señor quiere comunicar con ellos; desea que le vean vivo en
medio de ellos. El Resucitado desea vivamente reanimar en los discípulos su fe
en él. "Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron
a la ciudad, comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido". Se
trata de los soldados que estaban de guardia cuando se notó el temblor de
tierra y el ángel hizo girar la piedra que cerraba el sepulcro. Por lo que
sugiere la narración del evangelista, antes de ir, examinaron la tumba, y,
viendo que estaba vacía, se determinaron a dar cuenta de los sucedido a los
sumos sacerdotes. Estos se reunieron con los ancianos, llegaron a un
acuerdo "y dieron a los soldados una fuerte suma , encargándoles: Decid
que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros
dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y
os sacaremos de apuros". Los soldados, asegurados por la promesa de los
miembros del sanedrín de que nada les pasaría aun en el caso de que la noticia
llegara a oídos de Pilato, cedieron a recibir la cantidad de dinero que les
ofrecían y a divulgar aquella patraña, que tan malparados les dejaba a ellos
mismos. ¿ Con cuánta razón san Agustín apostrofaba al sanedrín al exclamar:
¿Traes testigos que duermen? Verdaderamente tú eres el que duermes al inventar
semejantes explicaciones (In Ps.63,9: PL 36,768).
Martes, 22 de abril de
2025. Jn 20, 11-18
SE HAN LLEVADO A MI SEÑOR Y NO SÉ DÓNDE LO HAN PUESTO
Después de comunicar la noticia del sepulcro vacío, María
Magdalena se vuelve al sepulcro y aparece junto a él, después que Pedro y Juan.
Se explica que la Magdalena volviera, porque estaba bajo la idea de que habían
robado a su Señor. El evangelista nos dice que se hallaba fuera, junto al
sepulcro, llorando. "Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos
ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies,
donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntaron: Mujer, ¿por qué
lloras? Ella le contesta: Porque me han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han
puesto". María Magdalena llora desconsoladamente al tiempo que busca a su
Señor. Ella está convencida de que han profanado el cadáver de su Señor. Está
junto al sepulcro por la relación que tiene con el cadáver que es lo que busca
y lo que está motivando sus lágrimas. Se asoma al sepulcro y ve dos ángeles
sentados que le preguntan por qué llora. El motivo de sus lágrimas es doble:
Han robado el cadáver y no sabe dónde lo han puesto. "Dicho esto, da media
vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: Mujer,
¿Por qué lloras?, ¿a quién buscas? Ella tomándolo por el hortelano, le
contesta: Señor, si tú le has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo
recogeré". La aparición de los ángeles ha tenido lugar dentro de la cámara
funeraria, la de Jesús fuera. Por esto la Magdalena lo ve cuando se vuelve de
espaldas al sepulcro. Entonces vio a Jesús con los ojos de la cara, sin
reconocerlo. Así lo verán al comienzo los dos de Emaús. María Magdalena sigue
llorando y en ademán de buscar. La pregunta de Jesús responde a esta doble
actitud: por qué lloras, a quién buscas. El amor y la preocupación de la
Magdalena la sacan de la realidad práctica: no es probable que ella pudiera
cargar con el cadáver como ella piensa, ni que el jardinero se lo permitiera.
Tal vez María ha vuelto a mirar hacia el sepulcro después de responder al
jardinero, no dándole importancia, como tampoco se la había dado a los ángeles.
Así se explica que cuando Jesús pronuncia su nombre: "¡María!", ella
se vuelva hacia él y le diga: "¡Rabboni!, que significa: ¡Maestro! Jesús
le dice: Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y
diles: Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro. María
Magdalena fue y anunció a los discípulos: He visto al Señor ya dicho
esto". ¿Qué sintió María en su interior al oírse llamar por su nombre de
labios de Jesús? Luz y alegría, que secó sus lágrimas y abrió su inteligencia.
María se volvió hacia el Señor y como dice la esposa del Cantar de los
Cantares, "encontré al amor de mi vida, no lo soltaré jamás "(3,4).
Seguidamente, la Magdalena va a los discípulos del Señor a contarles que había
visto al Señor y que le había dada el encargo de anunciar esta noticia.
Miércoles, 23 de abril
de 2025. Lc 24, 13-35
LOS DOS DE EMAUS
El evangelista nos narra el encuentro del Resucitado con los dos
discípulos que iban andando de Jerusalén a Emaús. Ellos iban comentando todo lo
ocurrido en Jerusalén. "Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona
se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de
reconocerlo". Los dos discípulos habían abandonado la compañía de los
otros, abrumados por todo lo sucedido en Jerusalén. Jesús aparece de repente
detrás de ellos, acelerando la marcha, hasta alcanzarlos y se pone a caminar
con ellos. Los ojos de los dos discípulos estaban como dominados por una fuerza
especial que no les permitía reconocer a Jesús. Entonces, Jesús comienza el
diálogo, preguntándoles: "¿Qué conversación es esa que traéis mientras
vais de camino? Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba
Cleofás, le replicó: ¿Eres tú el único forastero en Jerusalén que no sabes lo
que ha pasado allí estos días? Él les preguntó: ¿Qué? Ellos le contestaron: Lo
de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras, ante
Dios y ante todo el pueblo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros
jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron...". Para
dialogar con ellos, Jesús comienza preguntando. La reacción de los discípulos
es de gran realismo y psicología humana. La respuesta de Cleofás indica
sorpresa, nacida de su propia situación. La ignorancia del peregrino es
dramática y simpática. Con ella buscaba el diálogo y que se abriesen los dos
discípulos. Estos expresan con cierto detalle sus vivencias de aquellos días y
de un modo especial de aquella mañana del domingo. Los discípulos habían
perdido la fe en la resurrección y no estaban preparados para creerla si no se
les imponía desde fuera. Jesús, que sigue desconocido, no puede apelar a sus
profecías en Galilea y apela a las profecías de los profetas. La pasión era el
camino anunciado por Dios para que el Mesías llegase a su gloria. El rasgo de
Jesús, queriendo continuar el viaje encierra una finura extraordinaria. Jesús debió
ceder pronto ante el apremio cordial de los dos discípulos. Se sientan a la
mesa; "Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. A
ellos se le abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero él desapareció".
Señor Jesús, que te reconozcamos en la comunidad, en la Palabra y en la
Eucaristía.
Jueves, 24 de abril de
2025. Lc 24, 35-48
PAZ A VOSOTROS
A las dos apariciones de Simón y de los dos de Emaús, el
evangelista añade una tercera colectiva. De ella nos habla el evangelio de hoy.
Los dos discípulos de Emaús contaban "lo que les había pasado por el
camino y cómo habían reconocido a Jesús al partir el pan. Estaban hablando de
estas cosas, cuando se presenta Jesús en medio de ellos y les dice: Paz a
vosotros. Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo:
¿Por qué os alarmáis?, ¿Por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis
manos y mis pies: soy yo en persona". Es muy significativo que los dos de
Emaús comuniquen con los demás discípulos su experiencia de haberse encontrado
con el Resucitado. El Señor encendió en ellos el fuego de la comunicación. En
este clima tan positivo de encuentro, aparece Jesús en medio de ellos y les
dijo: 'Paz a vosotros'. El príncipe de la paz ha vencido definitivamente la
muerte. Es la fuente y el portador de la verdadera paz. El Resucitado desea
ardientemente reavivar la paz en el corazón de sus discípulos. Sin
embargo, estos quedan muy impresionados ante la súbita aparición del Señor que
no corresponde a la de un hombre sometido a las condicionamientos de espacio y
tiempo. Por eso creían ver un fantasma. El Resucitado con sus palabras y sus
gesto tiene un interés muy especial para mostrar a los discípulos que Él era el
mismo que había muerto en la cruz. De ahí que les diga que se fijen en sus
manos y sus pies. Él no es un fantasma, pues éste no tiene carne y huesos, como
los discípulos pueden ver que Él tiene. Les muestra las manos y los pies.
"Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
¿Tenéis algo que comer? Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y
comió delante de ellos...". El evangelista ha querido darnos la realidad
humana del Resucitado, teniendo en cuenta a los lectores griegos que tenían
tantas reticencias a la hora de admitir la resurrección de los cuerpos. El
Resucitado desea también mostrarles que en él se cumplen las palabras dichas en
el AT. acerca de su persona. La acción interior del Señor en la mente de sus
discípulos es propia de su nuevo estado de poder y gloria. Entre Jesús y sus
discípulos empiezan ahora unas relaciones más profundas y eficientes. Señor
Jesús, ábrenos el entendimiento, para que te reconozcamos siempre como el
Resucitado y la fuente de toda resurrección.
Viernes,25 de abril de
2025. Jn 21, 1-14
JESÚS SE PRESENTÓ EN LA ORILLA
Dentro de la Octava de Pascua, el evangelio de hoy nos recuerda
la aparición del Resucitado junto al lago de Tiberíades. Lo hizo de este modo:
"Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná
de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice: Me
voy a pescar. Ellos contestan: Vamos también nosotros contigo. Salieron y se
embarcaron; y aquella noche no cogieron nada". En el mundo grecorromano el
lago de Galilea se conocía con el nombre de lago de Tiberíades, por la ciudad
de Tiberíades, que edificara Herodes Antipas en honra de Tiberio. Estaban
presentes siete discípulos. Es interesante la iniciativa de Pedro y cómo le
siguen los restantes. Este detalle lo ha conservado el evangelista con toda
intención. Corresponde a la psicología de Pedro y a la colación del primado,
que sigue a la narración. Pasaron toda la noche y no pescaron nada.
"Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en
la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice:
Muchachos, ¿tenéis pescado? Ellos contestaron: No. Él les dice: Echad la red a
la derecha de la barca y encontraréis. La echaron, y no tenían fuerzas para
sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le
dice a Pedro: Es el Señor. Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba
desnudo, se ató la túnica y se echó al agua". Jesús se presenta en la
orilla. Los discípulos en principio no lo conocieron. Les pregunta si tenían
pescado, si habían pescado algo. La respuesta de los discípulos no puede ser
más breve y negativa. Tal vez revele el malhumor por la pesca fracasada.
También por la forma de responder revelan que no conocen a quien les pregunta.
Jesús les invita a volver a echar las redes y les dice que encontrarán pescado.
La pesca fue muy abundante. El primero en reconocer que era el Señor fue el
discípulo amado y se lo dice a Pedro. En seguida, Pedro se echa al agua hacia
donde estaba Jesús. En la orilla Jesús les tenía preparado un pescado sobre las
brasas y pan. Todos ellos reconocen que es el Señor, aunque ninguno de los
discípulos se atrevía a preguntarle quién era. Los ojos del corazón ven en
profundidad. Señor Jesús, que sepamos contemplarte con los ojos de la fe
animada por la caridad. Danos la mirada del corazón.
Sábado, 26 de abril de
2025. Mc 16, 9-15
SE APARECIÓ PRIMERO A MARÍA MAGDALENA
En el evangelio de la Eucaristía de hoy se recogen diversas
apariciones del Resucitado y el envío misionero de los Once. El evangelista
comienza describiendo la aparición a María Magdalena con estas palabras:
"Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había
echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de
duelo y llorando. Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto,
no la creyeron". El evangelista nos muestra de modo muy resumido la
aparición del Resucitado a María de Magdala. Los discípulos, sumidos en
profunda tristeza por la pasión y muerte de Jesús, no dan crédito al
anuncio de la Magdalena. No creyeron la noticia de la resurrección del Señor.
En la misma línea de síntesis, nos sigue diciendo el Evangelio: "Después
se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando a una finca.
También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron". Es
evidente que estas palabras representan un eco distante de los dos que iban a
Emaús (cfr. Lc.24,13-35). La afirmación de que se lo comunicara a los demás
recuerda el relato de Emaús, pero no el rasgo de que no los creyeran,
que, comparado con Lc.24,35, representa una tradición diferente. "Por
último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en
cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo
habían visto resucitado. Y les dijo: Id al mundo entero y proclamad el
Evangelio a toda la creación". Por fin, Jesús se aparece a los Once
Apóstoles cuando estaban a la mesa. Les echa en cara su incredulidad, porque no
habían dado crédito a los que le habían visto resucitado. Los Once habían
quedado sumisos en el dolor y la aflicción a causa de la muerte tan violenta y
afrentosa de Jesús. Les costaba dar el paso a la fe. El Resucitado, una vez
reconfortados todos los discípulos con su presencia, los envía a predicar el
Evangelio por todo el mundo.
Domingo, 27 de abril de 2025. Jn 20, 19-31
NO
TEMAS; YO SOY EL PRIMERO Y EL ÚLTIMO; YO SOY EL QUE VIVE
Celebramos el segundo domingo de Pascua o de la Divina
Misericordia. El domingo es el día de Cristo resucitado. En las apariciones es
el Señor el que toma siempre la iniciativa para hacerse presente a sus
discípulos. También Juan, desde su destierro en la isla de Patmos, oye una
poderosa voz como el sonar de una trompeta; se vuelve y ve a Cristo. Es
precisamente el Cristo pascual quien le dice al vidente: "No temas; yo soy el primero y el último; yo soy el que vive.
Estuve muerto, pero ahora vivo para siempre y tengo en mi poder las llaves de
la muerte y del abismo". En estas palabras de ánimo y llenas de esperanza
del Resucitado se resume todo el Evangelio. El domingo es también el día de la
Iglesia. En el relato del libro de los Hechos se nos describe de modo muy
sintético a la primera comunidad que va creciendo en torno al Señor resucitado.
Dice el libro de los Hechos: "Los apóstoles hacían muchos signos y
prodigios en medio del pueblo. Los fieles se reunían de común acuerdo en el
pórtico de Salomón; los demás no se atrevían a juntárseles, aunque la gente se
hacía lenguas de ellos; más aún, crecía el número de los creyentes, hombres y
mujeres, que se adherían al Señor". La Iglesia es un misterio de comunión
y de misión. Lugar de encuentro con el Resucitado. La Iglesia recibe del
Resucitado el encargo de continuar su misión hasta el final de los tiempos:
"Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo. Y, dicho esto,
exhaló su aliento sobre ellos y les dijo: Recibid el Espíritu Santo; a quienes
les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis,
les quedan retenidos". El Resucitado saluda a sus discípulos deseándoles
la paz como había dicho en la despedida: Os dejo la paz, os doy la paz. Una paz
que el mundo no os puede dar" (Jn.14,27). A los discípulos que por miedo
habían perdido la paz, se la devuelve. Así nos lo recuerda el Evangelio:
"Estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a
los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: Paz a
vosotros". El apóstol, Tomás, es el prototipo de las personas que
solo creen, si ven. Sin embargo, el Resucitado le dice: "Acerca tu dedo y
comprueba mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas
incrédulo, sino creyente. Tomás contestó: ¡Señor mío y Dios mío! Jesús le dijo:
¿Crees porque me has visto? Dichosos los que creen sin haber visto". El
Resucitado es el mismo que el Crucificado. Como Tomás, con la luz de la fe, hemos
de ver en el Resucitado a nuestro Señor y a nuestro Dios.
Lunes, 28 de abril de 2025. Jn 3, 1-8
TENEIS QUE NACER DE NUEVO
En aquel tiempo, "dijo Jesús a Nicodemo: Tenéis que nacer
de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de de
dónde viene ni adónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu. Nicodemo
le preguntó: ¿Cómo puede suceder eso? Le contestó Jesús: ¿Tú eres maestro en
Israel, y no lo entiendes? En verdad, en verdad te digo: hablamos de lo que
sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero no recibís nuestro
testimonio. Si os hablo de las cosas terrenas y no me creéis, ¿cómo creeréis si
os hablo de las cosas celestiales? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó
del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el
desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que
cree en él tenga vida eterna". En este relato evangélico se nos recuerda
algo del encuentro de Jesús con Nicodemo. Éste es un miembro del
Sanedrín, que ha seguido de cerca la trayectoria de Jesús. En ciertos círculos
Nicodemo pasa por ser un discípulo vergonzante de Jesús, que tiene miedo de
perder su imagen y va a visitarlo, agazapado en las sombras de la oscuridad. En
concreto, una revelación tan nueva y profunda de Jesús causa sorpresa y
confusión en Nicodemo. Jesús aclara su revelación sirviéndose de un elemento
cotidiano, sencillo y misterioso: el viento. Este era considerado entonces como
una fuerza misteriosa. Existe, es un hecho real, pero escapa a nuestro control,
porque no conocemos su origen, ni su destino. Eso mismo sucede con el Espíritu.
Este es una realidad trascendente, que escapa al control de nuestras
evidencias humanas. Nicodemo ahora ya acepta la realidad. Ahora le preocupa el
modo de la intervención del Espíritu. ¿Cómo nacer de nuevo? Jesús se presenta
como él único que puede contestar a la pregunta de Nicodemo. Una revelación tan
clara y contundente se apoya en un argumento de autoridad personal, ya que el
Hijo, que ha tenido acceso al Padre, lo que nadie puede decir, nos va a
explicar las cosas del cielo. La Cruz será el signo máximo del amor llevado
hasta el extremo. Jesús es realmente nuestro Salvador; se entregó del todo por
nuestra salvación. Si creemos en él tendremos la vida eterna. Avivemos nuestra
fe en el Crucificado que ha resucitado; él es la fuente inagotable de vida
eterna.
Martes, 29 de abril de
2025. Mt 5, 13-16
MANSO Y HUMILDE CORAZÓN
En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo: "Te doy gracias,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los
sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha
parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al
Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a
quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis
cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended
de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras
almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera". Un buen día, Jesús
expresa su acción de gracias al Padre, por su éxito con la gente sencilla de
Galilea. Jesús va descubriendo que se abren más al Evangelio los sencillos que
los sabios. La gente sencilla, con un corazón limpio, se deja interpelar por la
palabra de Jesús. Los sabios y entendidos no entienden nada. Tienen su propia
visión docta de Dios y de la religión. Creen saberlo todo. A las personas
sencillas, que se abren al mensaje de salvación, Jesús les hace tres llamadas.
En la primera se dirige a los que están cansados y agobiados. Son los que
sienten la religión como un peso y a los que viven agobiados por normas y
doctrinas que les impiden captar la alegría de la salvación. En la segunda llamada
nos invita a cambiar de yugo. El de los sabios y entendidos no es ligero; en
cambio el de Jesús es llevadero. Se centra en lo esencial: el amor que libera y
hace vivir. En la tercera, Jesús nos pide que aprendamos de él, que es manso y
humilde corazón. Se trata de vivir nuestra relación con Dios y con los demás en
espíritu y en verdad. Señor Jesús, concédenos la gracia de ser sencillos, para
acoger el Evangelio de nuestra salvación.
Miércoles, 30 de abril
de 2025. Jn 3, 16-21
TANTO AMÓ DIOS AL MUNDO
El evangelio de hoy comienza con esta afirmación de Jesús:
"Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo
único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida
eterna". Estamos ante un amor extraordinario y sumo, pues consiste en el
don máximo que el Padre nos puede dar. Entrega a su Hijo único en quien tiene
todas sus complacencias. Esta misma reflexión profunda se hace Pablo, pero
pensando en el amor de Cristo, que se entregó por él (Gál.2,20). El Padre envía
a su Hijo al mundo, para que todos tengamos la oportunidad de gozar de la vida
definitiva, se creemos en el Hijo. El Padre quiere que todos los hombres se
salven. El amor del Padre es tan sublime que "no mandó a su Hijo al mundo
para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él
no será juzgado; el que no cree y a está juzgado, porque no ha creído en el
Hijo único de Dios". El Mesías es el salvador; el cordero de Dios que
quita el pecado del mundo. Para alcanzar la salvación, es necesario creer con
todo nuestro ser en el Hijo, enviado por el Padre. Se trata de la entrega sin
reservas al Hijo. La condenación consiste en nuestra separación del Padre y de
su Enviado. "El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres
prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que
obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse
acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz,
para que se vea que sus obras están hechas según Dios". Jesús es en
persona la Luz verdadera que alumbra a todo hombre. Él es plenamente la Luz. La
luz es incompatible con las tinieblas. En consecuencia, la causa de la
condenación consiste en el hecho de haber amado más las tinieblas que la luz.
Los que obran perversamente detestan la luz, ya que ésta pone de manifiesto su
mal proceder. En cambio, el que vive en verdad con Dios, consigo mismo y con
los demás ama la luz. No tiene miedo de que sus acciones salgan a la luz. Los
discípulos de Cristo estamos llamados a caminar como hijos de la luz. Una luz
que hemos recibido encendida en el sacramento del Bautismo. Es fundamental que
cuando Dios nos llame junto a sí, nos encuentra con esta lámpara encendida.
Amor con amor se paga. Si tanto nos amó Dios, no tiene sentido caminar en las
tinieblas. Más todavía, hemos de ser en medio del mundo portadores de la luz de
Cristo.
LUNES, 30 DE SEPTIEMBRE DE 2024. Lc 9,46-50.
"EL MÁS PEQUEÑO DE VOSOTROS ES EL MÁS IMPORTANTE".
Hablando de la rivalidad entre los discípulos, nos dice el Evangelio de hoy: "Los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante. Jesús, adivinando lo que pensaban, cogió de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo: El que acoge a este niño en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado. El más pequeño de vosotros es el más importante...". Jesús está a punto de emprender el viaje a Jerusalén, donde sufrirá la pasión, la muerte y resucitará al tercer día. Allí cumplirá su palabra de amarnos hasta el extremo. Mientras tanto, los discípulos discuten sobre quién de ellos es el más importante. Para Jesús el más importante es el que más y mejor sirve a los demás. Lo que Jesús hace con lo más pequeño de la humanidad, eso es lo que deben hacer sus discípulos unos con otros. La lección es la misma que dará más tarde con el gesto del lavatorio de los pies. Es decir, lamedida de la grandeza cristiana la da la práctica de la caridad fraterna. Jesús pone la humildad en la caridad, en el servicio. El discípulo de Jesús ha de abandonar el afán por sobresalir sobre los demás. La apetencia de ser más importante que los demás está muy arraigada en el corazón humano. El 'endiosamiento' nos persigue por doquier. Nunca aprendemos del todo la lección de la humildad. Es una tarea de toda la vida. Los brotes de soberbia, de ocupar los primeros puestos, aparecen con frecuencia. Señor Jesús danos el don precioso de la humildad.
MARTES, 1 DE OCTUBRE DE 2024. Lc 9, 51-56.
"JESÚS TOMÓ LA DECISIÓN DE IR A
JERUSALÉN".
"Cuando se iba
cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a
Jerusalén. Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de
Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a
Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron:
Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos? Él se
volvió y les regañó. Y se marcharon a otra aldea". Con estas palabras del
Evangelio de hoy, comienza el evangelista San Lucas el relato del viaje de
Jesús a Jerusalén. Un relato al que le dedica diez capítulos. Esta sección del
viaje a Jerusalén representa el núcleo central del evangelio según San Lucas.
Con la subida a Jerusalén, Jesús inicia la última etapa de su vida que
culminará con su 'elevación' que abarca la pasión, muerte, resurrección y
ascensión del Señor. El breve texto que proclamamos hoy en la Eucaristía, nos
recuerda el rechazo que Jesús sufre en Samaría. Aparece reflejada aquí la viva
hostilidad existente entre judíos y samaritanos. Ahora bien, Jesús quiere
alejar a los suyos de todo espíritu de venganza. La sugerencia que hacen
Santiago y Juan nos recuerda un acontecimiento similar de la época de Elías en
el que este profeta envía fuego sobre la tierra (2Re.1,10-14). La misión de
Jesús es muy distinta a la de Elías. Jesús soportará el sufrimiento, pero no lo
causará. Los discípulos piensan en un mesianismo espectacular y poderoso que no
retrocede ante la muerte de algunos. No han comprendido que la actitud de Jesús
es siempre de misericordia y no de destrucción. Señor Jesús, concédenos la
gracia de seguirte de cerca por el camino de la entrega generosa.
MIERCOLES, 2 DE
OCTUBRE DE 2024. Mt 18, 1-5.10.
"LOS ÁNGELES DE
ELLOS VEN CONTINUAMENTE EL ROSTRO DE MI PADRE"
Hoy hacemos memoria de
los Santos Ángeles Custodios. Los discípulos preguntaron a Jesús: "¿quién
será el mayor en el reino de los cielos? Entonces llamó a un niño, le puso en
medio de ellos y dijo: En verdad os digo, si no os volvéis y hacéis como niños,
no entraréis en el reino de los cielos. Quien se haga pequeño como este
niño, ese tal es el más grande en el reino de los cielos. Y quien reciba en mi
nombre a un niño como éste, a mí me recibe. Tened cuidado de no despreciar a
ninguno de estos pequeños, que os aseguro que los ángeles de ellos ven
continuamente el rostro de mi Padre en los cielos". Jesús contesta a la
pregunta de los discípulos acerca de quién es el más importante en el reino de
los cielos. Lo hace de una manera intuitiva y práctica, poniendo en medio a un
niño pequeño. Los verdaderos discípulos de Cristo deben ser como los niños que
nada ambicionan y se contentan fácilmente con el puesto que se les señala. El
pensamiento de Jesús pasa del niño al creyente de humilde condición, cualquiera
que sea su edad. En efecto, recibir y socorrer a un pequeño o necesitado en
nombre de Jesús, es decir, porque simboliza su dulzura y sencillez o porque
viene de su parte, es recibir al mismo Jesús. Su dignidad es tal, que Jesús se
identifica con él. En el último verso del Evangelio de hoy, Jesús vuelve de
nuevo a recomendar con más razones la estima que se ha de tener a los pequeños,
porque están puestos por Dios bajo la tutela de los Ángeles Custodios. Acerca
de la existencia de estos ángeles y de su misión nos enseña el Catecismo de la
Iglesia: "Desde la infancia a la muerte, la vida humana está rodeada de su
custodia y de su intercesión. 'Cada fiel tiene tiene a su lado un ángel como
protector para conducirlo a la vida' (S. Basilio)" (n.336). Señor Jesús,
ayúdanos a descubrir la presencia de nuestro ángel custodio en los diversos momentos
de nuestra existencia.
JUEVES, 3 DE OCTUBRE
DE 2024. Lc 10, 1-12.
"¡PONEOS EN
CAMINO!".
"Designó el Señor
otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos
y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: La mies es abundante y los obreros
pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en
camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis
talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar por el
camino...". Jesús designa un grupo de discípulos para enviarlos a los lugares
donde pensaba ir él. La mies, que es abundante, le pertenece al Padre. Al ser
mucha la mies aparece justificada la oración pidiendo más obreros. La antítesis
entre lobos y corderos hay que referirla a la inocencia y sencillez apostólica
comparada con la maldad y pasiones del mundo judío y pagano que han de poner en
camino de conversión. A pesar de las dificultades, los discípulos han de
ponerse en camino. Es necesario salir a los diversos lugares, para anunciarles allí
la Buena Nueva. Jesús les pide que vayan ligeros de equipaje. Que no se
detengan por el camino, sino que realicen diligentemente la tarea que se les ha
confiado. El papa Francisco nos habla de una Iglesia en salida, que no se
apoltrone en la comodidad. Como entonces la tarea del anuncio del reino de Dios
no era fácil, tampoco lo es hoy. En un ambiente tan secularizado como el
nuestro, es harto difícil proclamar el Evangelio. El hombre de hoy, que tiene
todos los días a su alcance tantas noticias, no se muestra en general receptivo
a la Buena Nueva que nos ha traído Jesucristo. Señor Jesús, que tus discípulos
mostremos tu mensaje a las personas de hoy sobre todo con el testimonio de una
vida entregada al amor a Dios y a los hermanos.
VIERNES 4 DE OCTUBRE DE 2024. Lc 10, 13-16
"¡AY DE TI,
COROZAÍN, AY DE TI BETSAIDA!"
Jesús amenaza a las
ciudades impenitentes con estas palabras: "¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti,
Betsaida! Si en Tiro y Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras,
hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Os digo que
el día del juicio les será más llevadero a Tiro y Sidón que a vosotras. Y tú,
Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Porque si en Sodoma
se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Os digo que
el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti". El evangelista
afirma que Jesús había obrado muchos milagros en Corozaín y en Betsaida. A
pesar de ello no se habían convertido. Los habitantes de estas dos ciudades son
más dignos de castigo que los de Tiro y Sidón, porque habían recibido mayores
gracias al escuchar el mensaje de Jesús sobre el Reino y presenciar sus
milagros. Más todavía, afirma Jesús que, si aquellos gentiles hubiesen tenido
esta dicha de que disfrutaron las ciudades de Galilea, tiempo ha que hubieran
hecho penitencia de sus pecados. Separadamente y con frases aún más severas
dirige Jesús sus quejas contra Cafarnaún. Esta ciudad privilegiada, elegida
como centro de sus actividades apostólicas, donde había establecido su
domicilio y en la que tantas veces había predicado y realizado prodigios,
tampoco respondió al llamamiento de Jesús. ¿Qué hemos de aprender de estas
amenazas de Jesús? Hemos de estar prontos a acoger el mensaje de Jesús.
Nosotros, que conocemos la Buena Noticia de Jesús, hemos de celebrarla en los
sacramentos y vivirla en la práctica de la caridad con los más necesitados.
Seamos agradecidos por tantas gracias que hemos recibido del Señor Jesús y
vivamos una actitud permanente de conversión.
SABADO 5 DE OCTUBRE DE 2024. Mt 7, 7-11
TEMPORASDE PETICION
Y ACCIÓN DE GRACIAS. PEDID Y SE OS DARÁ.
Después de relatar la parábola del amigo importuno, con
motivo de la oración de petición, Jesús dijo a sus discípulos: "Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os
abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre.
¿Qué Padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O
si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un
escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a
vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a
los que se lo piden?". Lo esencial de la parábola está en el hecho de que
se logra lo que se pide. La aplicación solamente habla de que Dios, que es
bueno, escucha la petición de sus hijos, y la escucha dándoles siempre cosas
buenas. No se menciona explícitamente en ella la idea de constancia en el pedir
o de la importunidad. La idea de la constancia existe, con todo, pero más implícita.
A veces se cuestiona el sentido de la oración de petición. ¿Acaso no sabe Dios
lo que necesitamos en nuestras vidas? Es indudable que Dios nos conoce por
dentro y sabe de nuestras necesidades. Sin embargo, la oración de petición
tiene su sentido. En primer lugar, esta oración nos hace sentir a Dios en
nuestro corazón, sobre todo en los momentos más angustiosos. Además, en esta
oración nos dirigimos a Dios con la confianza de los hijos. Pedir es orar desde
la dificultad, con la seguridad de que vamos a encontrar consuelo para nuestra
vida. Señor Jesús, enséñanos a orar; también cuando nos dirigimos al Padre con
la oración de petición implícita.
DOMINGO, 6 DE
OCTUBRE de 2021. Mc 10,2-16.
"AL PRINCIPIO
DE LA CREACIÓN DIOS LOS CREÓ HOMBRE Y MUJER".
Hoy es domingo, el día
del Señor. En la primera lectura (Gén 2,18-24) de la Eucaristía de hoy se nos
habla de la creación del hombre y de la mujer. El Creador se dice: "No es
bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle a alguien como él, que le ayude".
Las dos relaciones del hombre con Dios y con el mundo son ciertamente
fundamentales, pero no bastan. El hombre no está aún completo. Adán necesita un
tú humano. Un ser que le sea a la vez semejante y diferente; si fuese sólo
semejante, réplica o doble, no sería su complemento; y si fuese sólo diferente,
no sería su acompañante. El Señor Dios formó de la costilla, que había sacado
de Adán, a la mujer. Se la presentó al hombre, a Adán. Este no puede
encontrarse casualmente con ella; tiene que descubrirla, reconocerla y
aceptarla libremente como su tú. La saluda con un himno de júbilo y acción de
gracias. La acogida del hombre es tanto más libre cuanto que ha sido precedida
por una ponderación y una repulsa de las otras posibilidades. En el Evangelio
de hoy (Mc 10,2-16) Jesús nos recuerda el mismo texto del Génesis con estas
palabras: "Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por
eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los
dos una sola carne. De modo que ya no son dos , sino una sola carne. Pues lo
que Dios ha unido no lo separe el hombre. En casa, los discípulos volvieron a
preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: Si uno repudia a su mujer y se casa
con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y
se casa con otro, comete adulterio". Es evidente que vivimos momentos
críticos para la institución familiar. Hay modelos de familias que
parecen tocar a su fin. Aparecen por doquier diversos modelos de convivencia
familiar que se van abriendo camino en la legislación civil y en el común
sentir y hacer de la sociedad actual. La Palabra de Dios nos muestra cuál fue
el propósito de Dios para la humanidad en los orígenes de la creación. La unión
entre el hombre y la mujer tiene su origen en el mismo corazón de Dios, que
transmite el amor y nos confía el misterio de la vida. Los esposos son una sola
carne bendecida por el amor para toda la vida. Estamos ante una vocación a
formar comunidad. Este es el camino para regenerar la comunidad humana.
LUNES, 7 DE OCTUBRE DE 2024. Lc 1,26-38.
LA ANUNCIACIÓN A MARÍA
En el Evangelio que se
proclama en la Eucaristía de hoy (Lc 1,26-38) se nos recuerda la anunciación a
María. El anuncio se produce en la pequeña aldea de Nazaret. El evangelista
presenta a María como prometida de José, de la casa de David. El ángel Gabriel
dijo a María: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo. Ella se
turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El
ángel le dijo: No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios.
Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús.
Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de
David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no
tendrá fin. Y María dijo al Ángel: ¿Cómo será eso, pues no conozco varón? El
ángel le contestó: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo
te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de
Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de
seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible. María
contestó. He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra". A
través de la mediación del ángel Gabriel, Dios se acerca a María y le ofrece
ser la madre de su Hijo. Fijémonos en la contestación que María da a la
propuesta del ángel: "¿Cómo será eso, pues no conozco varón?". La
Virgen busca el modo, la manera de ser virgen y madre a la vez. Ella no pregunta
por curiosidad. La cosa va con ella. El futuro le incumbe a ella: debe concebir
y dar a luz ella. Ella es consciente de que no tenido relaciones conyugales. A
la pregunta de María responde el ángel. María, sin conocer varón, quedará en
estado, por obra del Espíritu Santo, que tiene poder de Dios, para quien nada
es imposible. Al escuchar las palabras del ángel, María sabe decir sí a Dios,
sin conocer muy bien adónde le llevaría su obediencia. María está dispuesta a
practicar su fe. Está disponible para colaborar en el plan de Dios. Por la
obediencia de María a la voluntad de Dios se abre para nosotros la puerta
de la salvación. Aunque María no pide ningún signo, como hizo Zacarías, se le
ofrece una garantía de la autenticidad del mensaje: su parienta Isabel, que era
estéril, va a dar a luz un hijo. Nosotros tenemos la oportunidad de escuchar
diariamente la Palabra de Dios. Como la Virgen practiquemos dicha Palabra.
MARTES, 8 DE OCTUBRE DE 2024. Lc 10, 38-42
MARÍA HA ESCOGIDO LA PARTE MEJOR
Acompañado de sus
discípulos, Jesús entra en una aldea y una mujer llamada Marta lo recibió en su
casa. Marta tenía una hermana llamada María, "que, sentada a los pies del
Señor, escuchaba su palabra". 'Sentarse a los pies', es una frase técnica
para designar a un discípulo que oye al maestro. María está atenta al
mensaje de Jesús. Por su parte, "Marta se multiplicaba para dar abasto con
su servicio; hasta que se paró y dijo: Señor, ¿no te importa que mi hermana me
haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano". Marta iba de
un sitio para otro, estaba afanada en el servicio. Se detuvo delante del Señor,
para decirle ¿no te importa verme tan ocupada? Ella es consciente de que una
palabra del Señor sería suficiente para que su hermana le ayudase en el
servicio. Sin embargo, la respuesta del Señor va por otro lado: "Marta,
Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María
ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán". La respuesta del Señor
con la repetición del nombre: Marta, Marta, indica grande afecto. Pero, a la
vez le hace ver que anda dividida. Está pendiente de varias cosas a la vez,
cuando una sola es necesaria. Este Evangelio nos ayuda a discernir qué es la
más importante: lo establecido por la ley y las prácticas de culto, o la
acogida de la novedad del Reino. Es cierto que ambas hermanas son acogedoras.
Ahora bien, Marta realiza lo que es 'normal', aquello que dictan las normas de
la hospitalidad. Ella simboliza a quienes creen que basta con ser fieles a lo
establecido. También María desempeña el deber de la acogida, pero de otro modo,
en actitud de escucha atenta, como una verdadera discípula. Jesús declara que
esta es la parte mejor que nadie podrá quitar al creyente. Es la misma lección
que el Señor da en otras ocasiones, cuando dice que busquemos primero el reino
de Dios y que todo lo demás se nos dará por añadidura; también cuando dice que
su comida es hacer la voluntad del Padre que le ha enviado, y que su madre y
sus hermanos son los que cumplen la voluntad de su Padre. En el libro de los
Hechos se produce una situación similar: el servicio de la Palabra y el de la
mesa. No se cuestiona la necesidad de este último, pero se pone de manifiesto
que entre ambos servicios hay una jerarquía.
MIÉRCOLES 9 DE OCTUBRE DE 2024. Lc
11, 1-4.
SEÑOR, ENSÉÑANOS A ORAR.
"Una vez que
estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le
dijo: Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos. Él les dijo:
Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos
cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también
nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en
tentación". Los discípulos van descubriendo que Jesús es una persona que
ora. Ellos contemplaban a Jesús cuando venía de orar. Ante el testimonio de
Jesús orante, los discípulos le piden que les enseñe a rezar. Acerca del
Padrenuestro se han ido publicando a lo largo de la era cristiana muchos
comentarios. Es la oración por excelencia. Un regalo especial que nos ha dejado
Jesús. Sin embargo, repetida una y otra vez por los cristianos puede
convertirse en un rezo rutinario. Siempre es oportuno que nos detengamos de vez
en cuando a reflexionar sobre esta oración en la que se encierra toda la vida
de Jesús. Nos daremos cuenta de que solo la podemos rezar si permitimos que el
Espíritu ore con nosotros. Estamos ante una oración que resume el Evangelio:
Dios es Padre, santificamos su nombre con una vida justa, y él es origen del
pan cotidiano, del perdón y de un futuro universal de paz. Dios está con
nosotros frente a todo mal. Señor Jesús, enséñanos a rezar con sentido el
Padrenuestro.
JUEVES, 10 DE OCTUBRE DE 2024. Lc 11, 5-13
"ES QUE EL REINO DE DIOS HA LLEGADO
A VOSOTROS"
Con el motivo del
exorcismo realizado por Jesús se produce una doble interpretación. Unos
explican este hecho por la intervención de Belzebú, el príncipe de los
demonios. Otros consideran insuficiente este milagro y piden una señal del
cielo. Jesús, leyendo los pensamientos de esta gente, les dijo: "Todo
reino en guerra civil va la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también
Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo
echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién
los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los
demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a
vosotros". La respuesta de Jesús representa un dilema conocido: el demonio
no se puede echar sino con el poder superior, bien sea de otro demonio
superior, bien del mismo Dios. Si en el caso de Jesús no se admite el poder de
Dios, es que tiene el poder deotro demonio superior, y así resulta que los
demonios estás divididos y se destruyen a sí mismos. Si el reino de Dios ha
empezado con Cristo, que muestra su poder en la derrota de Satanás, ha llegado
la hora en que no cabe la neutralidad. Jesús con el poder de Dios va recogiendo
en torno a sí las ovejas de Dios. Como dice Jesús, el que no recoge conmigo
desparrama. Es, pues, necesario, si queremos entrar en la dinámica del Reino,
vivir en comunión con Cristo.
VIERNES, 11 DE OCTUBRE DE 2024. Lc
11,15-26.
"ES QUE EL REINO DE DIOS HA LLEGADO
A VOSOTROS"
Con el motivo del
exorcismo realizado por Jesús se produce una doble interpretación. Unos
explican este hecho por la intervención de Belzebú, el príncipe de los
demonios. Otros consideran insuficiente este milagro y piden una señal del
cielo. Jesús, leyendo los pensamientos de esta gente, les dijo: "Todo
reino en guerra civil va la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también
Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo
echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién
los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los
demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a
vosotros". La respuesta de Jesús representa un dilema conocido: el demonio
no se puede echar sino con el poder superior, bien sea de otro demonio
superior, bien del mismo Dios. Si en el caso de Jesús no se admite el poder de
Dios, es que tiene el poder de otro demonio superior, y así resulta que los
demonios estás divididos y se destruyen a sí mismos. Si el reino de Dios ha
empezado con Cristo, que muestra su poder en la derrota de Satanás, ha llegado
la hora en que no cabe la neutralidad. Jesús con el poder de Dios va recogiendo
en torno a sí las ovejas de Dios. Como dice Jesús, el que no recoge conmigo
desparrama. Es, pues, necesario, si queremos entrar en la dinámica del Reino,
vivir en comunión con Cristo.
SÁBADO, 12 DE OCTUBRE DE 2024. Lc 11,27-28.
"MEJOR,
DICHOSOS LOS QUE ESCUCHAN LA PALABRA DE DIOS..."
Hoy celebramos la
fiesta de Nuestra Señor del Pilar. Refiriéndose a la Virgen, nos dice el
Evangelio: "Mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el
gentío levantó la voz, diciendo: Dichoso el vientre que te llevó y los pechos
que te criaron. Pero él repuso: Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de
Dios y la cumplen". El Evangelio, en pocas palabras, nos señala la clave
para vivir con autenticidad la fe cristiana. Se trata de abrir nuestro corazón
a la palabra de Dios, reflexionarla e interionizarla en la oración y
practicarla en la vida de todos los días. He aquí lo que hizo la Virgen,
nuestra madre. El 6 de noviembre de 1982, San Juan Pablo II vino como peregrino
a postrarse ante la Virgen del Pilar, signo de la Iglesia peregrina del todo el
mundo, a ponerse bajo la protección de la Madre, a alentar a todos los
españoles en su arraigado amor mariano, a dar gracias a Dios por la presencia
singular de María en el misterio de Cristo y de la Iglesia en tierras
españolas, y a depositar en sus manos y en su corazón el presente y el futuro de
la nación y de la Iglesia en España. Para el Papa, el Pilar y su tradición
evocan para nosotros los primeros pasos de la evangelización de España:
"Un aspecto característico -dirá el papa- de la evangelización de España
es su profunda vinculación a la figura de María. Por medio de ella, a través de
muy diversas normas de piedad, ha llegado a muchos cristianos la luz de la fe
en Cristo, Hijo de Dios y de María. ¡Y Cuántos cristianos viven hoy su comunión
de fe eclesial sostenidos por la devoción a María, hecha así columna de esa fe
y guía segura hacia la salvación!". Señora y Madre nuestra, Virgen
del Pilar, sé Tú siempre nuestro amparo seguro en el camino de la fe.
DOMINGO, 13 DE OCTUBRE DE 2021. Mc
10,17-30.
"...ÉL FRUNCIÓ
EL CEÑO Y SE MARCHÓ PESAROSO..."
Hoy es domingo, el día
del Señor. En el Evangelio de hoy se nos narra el encuentro de Jesús con el
joven rico. Mientras iba Jesús de camino se le acercó alguien corriendo, se
arrodilló y le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
Jesús le contestó: ¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios.
Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no
darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre. Él
replicó: Maestro, todo eso lo he cumplid desde pequeño. Jesús se le quedó
mirando con cariño y le dijo: Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes,
dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego
sígueme. A estas palabras, el frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era
muy rico...". Aquel joven debía saber que el camino para llegar a la vida
eterna era el cumplimiento de la ley. Pero sin duda, como se ve por el contexto,
esto no le bastaba, y aspiraba a algo más. Jesús miró con cariño a aquel joven
que desde pequeño había cumplido los mandamientos. En este caso concreto, Jesús
le pide que dé un paso más: renunciar a todos sus bienes en favor de los pobres
y luego que le siga. Es conveniente advertir que estamos ante la única
narración de los evangelios en que un mandato de Jesús de seguirle es
tácitamente rehusado. Lo que prescribe Jesús choca, sin duda, con las ideas que
el rico está acostumbrado a leer en la Sagrada Escritura, que las riquezas son
una bendición de Dios concedida a los justos. En cambio, ahora se le presenta
un programa de justicia sin riquezas. Señor Jesús queremos seguirte ligeros de
equipaje. No hemos de poner nuestro corazón en las riquezas. Para cumplir tu
voluntad, es imprescindible centrar nuestra persona en tu voluntad. Tú nunca te
dejas ganar en generosidad.
LUNES, 14 DE
OCTUBRE DE 2021. Lc 11,29-32.
"PIDE UN SIGNO,
PERO...".
En aquel tiempo,
"la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles: Esta
generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más
signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes
de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del
Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que
los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la
sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón. Los hombres de
Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen;
porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que
es más que Jonás". Algunos contemporáneos de Jesús le piden que realice un
signo portentoso. Los milagros admiran, pero no convierten el corazón. Jesús
siempre se niega a realizar tales signos. Quien no se convierte al escuchar la
palabra de Dios no lo va a hacer, aunque resucite un muerto. A sus contemporáneos
(Jesús les califica como generación malvada) que no le aceptan, Jesús opone los
paganos que aceptaron en el pasado la sabiduría de Salomón y la predicación de
Jonás. En Jesús se nos revela, por tanto, alguien que es más grande que Salomón
o Jonás. Realmente puede creer el que conoce a Jesús, el que se abre de corazón
a Dios, el que se deja cambiar por él. No le pidamos a Jesús milagros para
creer, pidámosle que nos abra el corazón, que nos ayude a ver el tesoro de su
Reino. No hemos de preguntar por ningún otro signo sino escuchar la predicación
de Jesús y convertirnos. Así lo hicieron los habitantes de Nínive ante la
palabra de Jonás. La salvación de Dios se ha abierto al mundo entero. En
efecto, la salvación que anuncia Jesús es católica y universal.
MARTES,
15 DE OCTUBRE DE 2024. Mt 11,25-30.
FIESTA DE SANTA TERESA DE JESÚS
En aquel tiempo, "tomó la palabra Jesús y dijo: Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera". En este texto evangélico aparece recogida una oración de acción de gracias de Jesús al Padre por su éxito con la gente sencilla de Galilea y por su fracaso entre los maestros de la ley, escribas y sacerdotes. Jesús está contento. Esta es la manera que tiene Dios de revelar su designio de salvación. La gente sencilla, los que, humanamente hablando, no tienen acceso a grandes conocimientos, se muestran abiertos a Dios con corazón limpio, sin prejuicios. Están dispuestos a dejarse enseñar por los gestos y las palabras de Jesús. Por el contrario, los sabios según el mundo, se cierran al mensaje salvador de Jesús. Su corazón endurecido les impide abrirse a la revelación del Padre a través de su Hijo. Al final de su oración, Jesús nos hace una invitación que nos llena de consuelo. Él quiere aliviarnos: "Yo os aliviaré". Jesús nos exige lo esencial: el amor que libera y hace vivir. Jesús no complica la vida, la hace más simple. Hoy celebramos la fiesta de Santa Teresa de Jesús. Hablando de Jesús como el 'amigo verdadero', Santa Teresa exclama: "¡Oh, quién diese voces por él, para decir cuán fiel sois a vuestros amigos! Todas las cosas faltan; Vos, Señor de todas ellas, nunca faltáis..." (Vida 25,17-18). Santa Teresa experimentó con gozo el Evangelio que hoy proclamamos en la Eucaristía.
MIÉRCOLES, 16 DE OCTUBRE DE 2024. Lc
11,42-46.
REPULSA DEL COMPORTAMIENTO DE FARISEOS Y
MAESTROS DE LA LEY.
Jesús denuncia con
valentía el comportamiento de los fariseos y de los maestro de la Ley. Les
dice: "¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena,
de la ruda y de toda clase de legumbres, mientras pasáis por alto el derecho y
el amor de Dios! Esto habría que practicar sin descuidar aquello. ¡Ay de
vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y
las reverencias por la calle! ¡Ay de vosotros, que sois como tumbas sin señal,
que la gente pisa sin saberlo! Un maestro de la Ley intervino y le dijo:
Maestro, diciendo esto nos ofendes también a nosotros. Jesús replicó: ¡Ay de
vosotros también, maestros de la Ley, que abrumáis a la gente con cargas
insoportables, mientras vosotros no las tocáis ni con un dedo!". Ante la
forma de comportarse y de interpretar la Ley que tenían los fariseos y los
letrados, Jesús no se calla; al contrario, en aras de la verdad, denuncia con
toda claridad susdefectos. Los fariseos, mientras están pendientes de las cosas
más pequeñas e intrascendentes, pasan por alto el derecho y el amor de Dios.
Además, los fariseos son vanidosos, buscan el aplauso de la gente y les encanta
estar sentados en los asientos de honor. Son como tumba sin señal que la gente
pisa sin saberlo. Ante las diatribas contra los fariseos, un maestro de la Ley
interviene para mostrarle que ellos también se sienten aludidos y, por tanto,
ofendidos. Jesús les echa en cara su incoherencia: cargar la conciencia de los
demás con grandes cargas, pero ellos no cumplen la Ley. Señor Jesús, perdona
también nuestras incoherencias. ¡Cuantas veces nuestras obras no responden a lo
que decimos y pensamos!
JUEVES 17 DE OCTUBRE DE 2021. Lc 11,47-54.
¡AY DE VOSOTROS, QUE EDIFICÁIS
MAUSOLEOS…
"Dijo el Señor:
¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, a quienes mataron
vuestros padres! Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo
aprobáis; porque ellos los mataron y vosotros les edificáis mausoleos. Por eso
dijo la Sabiduría de Dios: Les enviaré profetas y apóstoles: a algunos de ellos
los matarán y perseguirán; y así a esta generación se le pedirá cuenta de la
sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la
sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que pereció entre el altar y el
santuario(...). ¡Ay de vosotros, maestros de la ley, que os habéis apoderado de
la llave de la ciencia: vosotros no habéis entrado y a los que intentaban entrar
se lo habéis impedido! Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a
acosarlo implacablemente y a tirarle de la lengua con muchas preguntas
capciosas, tendiéndole trampas para cazarlo con alguna palabra de su
boca". El Evangelio de hoy continúa la llamada de atención a los
representantes del judaísmo. Jesús critica también a los doctores de la ley. Es
verdad que estos doctores pretendían ser los continuadores de los profetas y
los sabios del Antiguo Testamento. De hecho veneraban a los grandes profetas
construyéndoles mausoleos. Pero de hecho, muchos de sus antecesores habían
rechazado a los profetas y este rechazo alcanza su punto culminante en la
muerte de Jesús, el auténtico heredero de la tradición profética. En el texto
se citan el primero asesinato: el de Abel (Gén 4,1-16) y el último: el de
Zacarías (2Cr 24,20-21). No hay que olvidar que en los comienzos de la vida de
la Iglesia, Esteban será apedreado por acusar a Israel de haber asesinado
a sus profetas (Hec 7,52-54). Como consecuencia de estas críticas de Jesús, la
animosidad de los líderes judíos crece y se pone de manifiesto buscando cómo
hacerle caer en alguna trampa. Vivimos una época marcada por el laicismo. Ante
esta realidad, los cristianos hemos de ofrecer nuestro testimonio consistente
en una vivencia de fraternidad y de acogida. Así lo hacía Jesús con aquellos
que se acercaban a él.
VIERNES, 18 DE
OCTUBRE DE 2024. Lc 10,1-9.
"¡PONEOS EN CAMINO!".
En aquel tiempo,
"designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos
en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: La
mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que
envíe obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en
medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a
nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: Paz a esta
casa. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no,
volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que
tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en
casa. Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a
los enfermos que haya en ella, y decidles: El Reino de Dios ha llegado a
vosotros". Hoy celebramos la fiesta de San Lucas evangelista. Precisamente
en este relato evangélico, san Lucas recoge una importante exhortación de Jesús
dirigida no a los Doce, sino a un grupo numeroso de discípulos a los que envía
para que colaboren en el proyecto del Reino de Dios. Las palabras de Jesús
constituyen una especie de carta fundacional en la que sus seguidores han de
inspirar su tarea evangelizadora. Jesús dice a sus discípulos: "Poneos en
camino". Es una verdad de ayer, de hoy y de siempre: La Iglesia está
marcada por el envío de Jesús. El papa emérito Benedicto XVI nos dice que
la Iglesia no está ahí para ella misma, sino para la humanidad. El papa
Francisco nos habla de una Iglesia en salida. Esto solo es posible si vivimos
una conversión personal y pastoral. Los discípulos de Jesús hemos de desechar
la tentación de plegarnos sobre nosotros mismos. La Iglesia nace para
evangelizar. Esto conlleva predicar el Evangelio del Reino y sanar toda
enfermedad y dolencia. Esta Buena Noticia de Jesús se comunica con
respeto y con una actitud amistosa y fraterna, contagiando paz. Al entrar en
una casa, hemos de decir en primer lugar: Paz a esta casa. Para recorrer el
camino de la evangelización, hemos de ir ligeros de equipaje. Jesús nos dice:
"No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias". San Lucas
evangelista vivió la tarea evangelizadora y nos dejó la memoria de la
vida y del mensaje de Jesús (Evangelio) y de los primeros pasos de la
Iglesia anunciando el Evangelio (Hechos de los Apóstoles).
SÁBADO 19 DE
OCTUBRE DE 2024. Lc 12,8-12.
"SI UNO SE PONE DE MI PARTE DELANTE
DE LOS HOMBRES..."
Jesús habla de este
modo a sus discípulos sobre la confesión de la fe y sobre la blasfemia contra
el Espíritu Santo: "Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también
el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios. Y si uno me
reniega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles de Dios. Al que
hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme
contra el Espíritu Santo no se le perdonará. Cuando os conduzcan a la sinagoga,
ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de lo que vais a
decir, o de cómo os vais a defender. Porque el Espíritu Santo os enseñará en
aquel momento lo que tenéis que decir". Jesús pide a sus discípulos
permanecer en la fe recibida. Se trata de confesar abiertamente lo que somos:
discípulos de Cristo. Ante Cristo cada uno de nosotros tenemos que tomar
postura. No vale un término medio. San Juan Pablo II nos decía acerca de la
blasfemia contrael Espíritu Santo: "La blasfemia no consiste en el hecho
de ofender con palabras al Espíritu Santo; consiste en el rechazo de aceptar la
salvación que Dios ofrece al hombre por medio del Espíritu Santo, que actúa en
virtud del sacrificio de la cruz. Si Jesús afirma que la blasfemia contra el
Espíritu Santo no puede ser perdonada, es por el rechazo radical de
convertirse. La blasfemia contra el Espíritu Santo es el pecado cometido por el
hombre que reivindica un pretendido 'derecho' de perseverar en el mal -en
cualquier pecado- y rechaza así la redención". En efecto, la blasfemia
contra el Espíritu Santo supone la resistencia y renuncia a la salvación. Señor
Jesús, queremos estar siempre abiertos a la salvación que nos ofreces
siempre.
DOMINGO, 20 DE
OCTUBRE DE 2024. Mc 10,35-45.
"¿QUÉ QUERÉIS QUE HAGA POR
VOSOTROS?"
Hoy es domingo el día
del Señor. En el Evangelio de hoy (Mc.10,35-45) aparecen los dos hijos del
Zebedeo, Santiago y Juan, suplicándole a Jesús: "Maestro, queremos que
hagas lo que te vamos a pedir. Les preguntó: ¿Qué queréis que haga por
vosotros? Contestaron: Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y
otro a tu izquierda. Jesús replicó: No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de
beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo
me voy a bautizar? Contestaron: Lo somos. Jesús les dijo: El cáliz que yo voy a
beber lo beberéis, y os bautizaréis con el bautismo con que yo me voy a
bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí
concederlo; está ya reservado. Los otros diez, al oír aquello, se indignaron
contra Santiago y Juan...". La petición de los dos hijos de Zebedeo y el
enfado de los otros diez ante tal petición manifiestan que los discípulos de
Jesús buscaban situarse bien en el futuro reino de Jesús. Ninguno de ellos
había comprendido lo que realmente es importante en el Reino de Dios. Por eso
Jesús aprovecha esta circunstancia, para dejarles claro que lo decisivo en el
Reino es la actitud de servicio. Jesús pudo decirles esto, porque Él mismo
estaba viviendo hasta el extremo el espíritu de servicio. Jesús había venido en
carne mortal para servir y dar su vida en rescate por todos. Como discípulos de
Jesús hemos de preguntarnos: ¿Qué es lo que estamos buscando al vivir como
cristianos? ¿Cuál es nuestra intención profunda a la hora de actuar? Hoy
celebramos la jornada del Domund. Ser cristianos es ser misioneros donde nos
encontremos. Se trata de proponer la fe cristiana con nuestras obras y
palabras. Transmitir en nuestro ambiente la alegría del Evangelio. Si así lo
hacemos, estamos prestando el servicio que más necesita nuestro mundo.
LUNES, 21 DE OCTUBRE DE 2024. Lc 12, 13-21
"GUARDAOS DE TODA CLASE DE
CODICIA"
Uno del público dijo a
Jesús: "Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia. Él el
contestó: Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?".
En tiempo de Jesús, en Oriente era frecuente acudir a una autoridad religiosa
aun para cuestiones temporales, y los rabinos intervenían con facilidad. Jesús
se niega a tomar parte en un asunto terreno. Aprovechando esta circunstancia,
Jesús dijo a la gente: "Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues,
aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes". Con esta advertencia
de Jesús comienza el tema central de la parábola: El afán de riquezas es una
necedad, porque la vida temporal no se funda ni depende de ellas. Para mostrar
esta realidad, Jesús les propuso esta parábola: "Un hombre rico tuvo una
gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: ¿Qué haré? No tengo donde almacenar la
cosecha. Y se dijo: Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré
otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y
entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años;
túmbate, come, bebe y date buena vida". El protagonista de la parábola es
ya un rico, pero no se sacia. En el soliloquio se retrata a sí mismo. Seguro de
sí, planea para el futuro goces sin medida. No interesa tanto su egoísmo o su
afán de placeres. Lo que se resalta en su retrato es la seguridad que se
promete para el futuro. Entonces, interviene Dios y le dijo: "Necio, esta
noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será? Así será
el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios". Dios es el dueño
absoluto de la vida e interviene con sus planes. Dios reclama la vida, que le
había prestado. La pregunta que Dios hace sobre la suerte de los bienes
acumulados tiende a poner de relieve la necedad del rico. Poco importa que los
bienes pasen a manos de sus hijos; lo que importa es que el propio rico no los
va a gozar. En la parábola se pone de manifiesto la vanidad de los afanes y
proyectos del rico. En la conclusión de la parábola se destaca por un lado la
vanidad de las riquezas mundanas, y por otro, la solidez de las riquezas
espirituales.
MARTES, 22 DE OCTUBRE DE 2021. Lc 12,35-38.
VIVIR ATENTOS
En aquel tiempo, Jesús
dijo a sus discípulos: "Tended ceñida vuestra cintura y encendidas las
lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de
la boda, para abrirle apenas venga y llame. Bienaventurados aquellos criados a
quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se
ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo. Y, si
llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados
ellos". Jesús insiste con frecuencia en la necesidad de vivir vigilantes.
Dios llega siempre a nuestras vidas como algo nuevo que nos ayuda a crecer como
personas y en la sociedad. La actitud vigilante nos libera del sinsentido que
domina a las personas que caminan por la vida sin meta ni objetivo alguno. La
llamada de Jesús a no vivir dormidos nos impulsa a despertar de la
indiferencia, la pasividad o el descuido con que vivimos con frecuencia nuestra
fe. Lo decisivo es que estemos a punto para abrirle la puerta al Señor cunado
nos llame. En ese momento no se sentará él a la mesa para que le sirvamos, sino
que nos mandará sentarnos y nos servirá él a nosotros. Solo quien ama vive
intensamente, con alegría y vitalidad, despierto a lo esencial. Bienaventurados
nosotros si vivimos atentos a la llegada diaria de Dios a nuestras vidas.
Estaremos prontos para amarle a él y a los hermanos.
MIÉRCOLES, 23 DE OCTUBRE DE 2024. Lc
12,39-48.
"ESTAD PREPARADOS".
Por aquel entonces,
Jesús dijo a sus discípulos: "Comprended que si su supiera el dueño de la
casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en
casa. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis
viene el Hijo del hombre. Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola por
nosotros o por todos? Y le Señor le dijo: ¿Quién el administrador fiel y
prudente a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les
reparta la ración a sus horas? Bienaventurado aquel criado a quien su amo, al
llegar, lo encuentre portándose así. En verdad os digo que lo pondrá al frente
de todos sus bienes. Pero si aquel criado dijere para sus adentros: Mi amo
tarda en llegar, y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber
y emborracharse, vendrá el amo de ese criado el día que no espera y a la hora
que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que
no son fieles...". Jesús se dirige a sus discípulos. Estos le
preguntan acerca del sentido de la parábola y si va dirigida a todos o solo a
ellos. Jesús les contesta invitando a todos a la vigilancia. Nosotros no somos
dueños de los bienes de Dios; somos simples administradores. Es sorprende la
insistencia con que Jesús nos llama a la vigilancia. Esta llamada nos urge a
despertar de nuestras inercias, de nuestros olvidos y de nuestras
distracciones. Es muy fácil vivir adormilados. Basta con hacer lo que hacen
casi todos: imitar, amoldarnos, ajustarnos a lo que se lleva. No es fácil
despertar a la vigilancia. La vida nos va enseñando que para vivir despiertos
es importante vivir más despacio, cuidar mejor el silencio y estar atentos a
las llamadas del corazón. Sin duda lo más decisivo es vivir amando. Tan solo el
que ama vive intensamente, con alegría y vitalidad, despierto a lo esencial. El
que vive de este modo es realmente el administrador fiel y solícito. Esta es la
forma de vivir que Jesús nos pide mientras estemos en este mundo. El Señor nos
ofrece a todos esta oportunidad. Hemos de aprovecharla en cada circunstancia de
nuestra existencia terrena. Vivamos, pues, con lucidez y responsabilidad, sin
caer en la pasividad o el letargo. Señor Jesús, danos la gracia de mantener
encendida la lámpara recibida en el Bautismo.
Jueves, 24 de octubre de 2024. Lc 12,49-35.
"HE VENIDO A PRENDER FUEGO A LA
TIERRA"
Por aquel entonces, Jesús
dijo a sus discípulos: "He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto
deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué
angustia sufro hasta que se cumpla! ¿pensáis que he venido a traer paz a la
tierra? No, sino división. Desde ahora estarán divididos cinco en una casa:
tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y
el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre, la
suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra". Jesús habla a sus
discípulos del fuego que él ha traído a la tierra. ¿Qué significa el fuego en
la Palabra de Dios? El fuego aparece como el signo de la presencia de Dios, ya
que el fuego purifica lo malo, da calor en el frío e ilumina en medio de la
oscuridad. Además, el fuego expresa el ardor de un corazón que ama de verdad.
Por los caminos de su tierra, Jesús se esforzaba por contagiar el 'fuego' que
ardía en su corazón. En lo profundo de su corazón Jesús lleva el fuego del amor
hasta el extremo que él deseaba extender por toda la tierra. Este fuego que
arde en su interior es la pasión por Dios y la compasión por los que sufren.
Nuestra experiencia nos va mostrando que cuando sentimos a Dios como Padre y a
todos los hombres como hermanos, cambia nuestra forma de entender la vida. Sin
duda, existe mucha pirotecnia en la cultura de entretenimiento. De este fuego
no habla Jesús. En el corazón de Jesús todo es fuego auténtico no de artificio.
Que nuestro corazón se vaya pareciendo al de Jesús.
VIERNES, 25 DE OCTUBRE DE 2024. Lc
12,54-59.
"¿CÓMO NO
SABÉIS INTERPRETAR EL TIEMPO PRESENTE?"
Por aquel tiempo, Jesús
dijo a la gente: "Cuando veis subir una nube por el poniente, decís
enseguida: Va a caer aguacero, y así sucede. Cuando sopla el sur decís: Va a
hacer bochorno, y sucede. Hipócritas: sabéis interpretar el aspecto de la
tierra y del cielo, pues, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo
no sabéis juzgar vosotros mismos lo que es justo? Por ello, mientras vas con tu
adversario al magistrado, haz lo posible en el camino por llegar a un acuerdo
con él, no sea que te lleve a la fuerza ante el juez y el juez te entregue al
guardia y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta
que pagues la última monedilla". En tiempos de Jesús los judíos, sin
contar con referencias técnicas de previsión como las actuales, sin embargo
estaban acostumbrados a leer e interpretar los signos del cielo, a fin de
saber qué tiempo haría al día siguiente. Jesús aprovecha esta circunstancia,
para invitarles a interpretar el tiempo presente. En esta misma línea, el
concilio Vaticano II enseña: "Para cumplir esta misión, es deber
permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de los tiempos e
interpretarlos a la luz del Evangelio, de forma que, acomodándose a cada
generación, pueda la Iglesia responder a los perennes interrogantes de la
humanidad sobre el sentido de la vida presente y de la vida futura y sobre la
mutua relación de ambas. Es necesario, por ello, conocer y comprender el mundo
en que vivimos, sus esperanzas, sus aspiraciones y el sesgo dramático que con
frecuencia le caracteriza" GS n.4). Hemos de ser expertos a la hora de
hacer una lectura creyente de los signos de los tiempos. Señor Jesús,
ayúdanos a contemplar nuestro mundo con una mirada creyente.
SÁBADO, 26 DE OCTUBRE DE 2024. Lc 13,1-9.
"... SI NO OS CONVERTÍS, TODOS
PERECERÉIS LO MISMO".
Por aquel entonces,
"se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre
había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús respondió:
¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han
padecido esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo
mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató,
¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo
que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera. Y les dijo
esta parábola: Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto
en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: Ya ves, tres años llevo
viniendo a buscar fruto de esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué
va a perjudicar el terreno? Pero el viñador respondió: Señor, déjala todavía
este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si
da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar". En tiempos de Jesús,
los judíos pensaban que morir degollado por la espada de Pilato o
aplastado por las piedras de una torre era un castigo divino. Jesús no solo no
acepta este razonamiento, sino que nos llama a la conversión. A esto mismo
viene a responder la parábola de la 'higuera estéril'. Jesús quería
desbloquear la actitud indiferente de quienes le escuchaban, sin responder
prácticamente a su llamada. Después de varios años de esterilidad de la
higuera, el dueño toma la decisión de cortarla. Contra toda sensatez, el
viñador propone hacer todo lo posible para salvarla. En efecto, sostenida por
el amor, la confianza y la solicitud de su cuidador, la higuera queda invitada
a dar fruto. No cabe la menor duda que el riesgo más grave que nos amenaza es
terminar viviendo una vida estéril. El ateísmo práctico, que nos está
invadiendo, nos lleva a una cultura de la intrascendencia. Dicho de otra
forma, vivir de manera estéril significa no entrar en el proceso creador de
Dios. Preguntémonos con sinceridad, si estamos pasando la vida sin trabajar
para hacerla un poco más humana. Como cristianos, lo decisivo es permanecer en
Cristo y da fruto en el momento actual, sin dejarnos llevar por la nostalgia
del pasado ni por la incertidumbre del futuro
DOMINGO, 27 DE OCTUBRE DE 2024. Mc
10,46-52.
"MAESTRO, QUE RECOBRE LA
VISTA"
Hoy es domingo, el día
del Señor. En la primera lectura (Jr 31,7-9) el profeta Jeremías describe la
liberación del pueblo de Israel. Aquel pueblo experimentó el amor de Dios
al ser liberado del destierro. El Señor lo condujo de nuevo a su tierra:
"Vendrán todos llorando, y los guiaré entre consuelos". En aquella
gente se hacen realidad las palabras del salmista (Sal 125): "El Señor ha
estado grande con nosotros, y estamos alegres". Tal como nos dice el
Evangelio de hoy (Mc 10,46-52) en Jesucristo alcanzamos la plenitud de la
salvación. Al salir de Jericó Jesús con sus discípulos y mucha gente " un
mendigo ciego, Bartimeo, el hijo de Timeo, estaba sentado al borde del camino
pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: Hijo de
David, Jesús, ten compasión de mí. Muchos lo increpaban para que se callara.
Pero él gritaba más: Hijo de David, ten compasión de mí. Jesús se detuvo y
dijo: Llamadlo. Llamaron al ciego, diciéndole: Ánimo, levántate, que te llama.
Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: ¿Qué quieres
que te haga? El ciego le contestó: Rabbuní, que recobre la vista. Jesús le
dijo: Anda, tu fe te ha salvado. Y al momento recobró la vista y lo seguía por
el camino". A pesar de su ceguera, Bartimeo, al oír que pasaba Jesús,
comienza a gritarle una y otra vez: Ten compasión de mí. Es el primer paso para
alcanzar la salvación. El ciego sigue en el suelo, lejos de Jesús, pero escucha
atentamente lo que le dicen sus enviados: "Ánimo, levántate, que te
llama". Inmediatamente, Bartimeo da tres pasos que van a cambiar su vida.
Primero arroja el manto, pues le estorba para encontrarse con Jesús. Luego, da
un salto decidido. De este modo se acerca a Jesús. Cuando Jesús le pregunta que
quiere de él, el ciego no duda. Tiene muy claro lo que necesita: "Maestro,
que recobre la vista". Jesús al ver la fe que tenía, le da la vista y el
ciego le sigue por el camino. Cada uno de nosotros hemos de reconocernos en
este ciego. Siempre necesitamos de la luz de la fe. Como entonces, Jesús está
dispuesto a escuchar nuestro grito. No puede seguir su camino ignorando
nuestras dificultades. Él se detiene, hace que todo el grupo se pare y les pide
que llamen al ciego. Si vivimos a fondo nuestra fe, cada uno de nosotros no
podemos caminar tras él sin escuchar las llamadas de los que sufren. Ellos
están en nuestro camino y piden ayuda y compasión. Señor Jesús, aumenta nuestra
fe, para que podamos seguirte.
LUNES, 28 de octubre de 2024. Lc 6,12-19
"ESCOGIÓ A DOCE DE ELLOS..."
Hoy celebra la Iglesia
la fiesta de los apóstoles S.Simón y S. Judas. Precisamente el Evangelio de hoy
nos recuerda la elección de los Doce con estas palabras: "Subió Jesús a la
montaña a orar, y pasó la noche orando a Dios. Cuando se hizo de día, llamó a
sus discípulos, escogió doce de ellos y los nombró apóstoles: Simón, al que
puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé,
Mateo, Tomás, Santiago Alfeo, Simón, apodado el Celotes, Judas el de Santiago y
Judas Iscariote, que fue el traidor. Bajó con ellos y se paró en un llano, con
un grupo grande de discípulos y de pueblo...Venían a oírlo y a que los curara
de sus enfermedades...". Es interesante el dato de la oración de Jesús,
que precede inmediatamente a la elección. Jesús va a realizar un acto muy
importante: la elección de los Doce. Pasó la noche orando a Dios. ¡Qué lección
nos da Jesús! Preparar los grandes acontecimientos en un clima reposado de
oración. Por la mañana, después de reunir en torno suyo a los discípulos,
escoge entre ellos a doce, que llamó apóstoles. Jesús los elige para que
estuvieran con él y para enviarlos a predicar. En la convivencia diaria irán
conociendo al Maestro, aprenderán de él lo que significa el Reino de los
cielos, contemplarán los signos que Jesús va realizando e irán
descubriendo la misión que les aguarda en el futuro. El grupo de los Doce tuvo
una misión no sólo importante, sino única. Constituyen el núcleo inicial del
nuevo Pueblo de Dios. El número doce nos recuerda las doce tribus de Israel.
Señor Jesús creemos que la Iglesia es realmente apostólica.
MARTES, 29 DE OCTUBRE DE 2024. Lc 13,18-21.
ALGO PEQUEÑO QUE LLEGA A SER GRANDE
En aquel tiempo, Jesús
decía: "¿A qué es semejante el Reino de Dios o a qué lo compararé? Es
semejante a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto;
creció, se hizo un árbol y los pájaros del cielo anidaron en sus ramas. Y dijo
de nuevo: ¿A qué compararé el Reino de Dios? es semejante a la levadura que una
mujer tomó y metió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó". Al
final de la primera etapa del viaje a Jerusalén, y como resumen de las
instrucciones que en ella se recogen, Jesús nos habla del Reino de Dios
utilizando las parábolas del grano de mostaza y de la levadura. Ambas parábolas
nos hablan de algo pequeño que llega a ser grande. Son distintas, pero se
complementan. El grano de mostaza es, en efecto, una de las semillas más
pequeñas y, sin embargo, de él brota un arbusto donde los pájaros pueden
anidar. Por su parte, la levadura hace crecer a la masa que la rodea y ella
desaparece en el pan que comemos. Sabemos cómo el Reino de Dios se ha iniciado
y está presente en las palabras y en los gestos de Jesús. Su plenitud se
revelará en la venida gloriosa del Señor resucitado. De ahí que Jesús
pida a sus discípulos que oren para que venga el Reino. Como enseña el concilio
Vaticano II, "la Iglesia recibe la misión de anunciar el Reino de Cristo y
de Dios e instaurarlo en todos los pueblos, y constituye en la tierra el germen
y el principio de ese Reino. Y, mientras ella paulatinamente va creciendo,
anhela simultáneamente el Reino consumado y con todas sus fuerzas espera y
ansía unirse con su Rey en la gloria" (LG n.5). Señor Jesús, ayúdanos a
conocer y experimentar la fuerza del Reino de Dios presente en el tejido de
nuestro mundo.
MIÉRCOLES, 30 DE OCTUBRE DE 2024. Lc 13,22-30.
"...ENTRAR POR LA PUERTA
ESTRECHA".
De camino hacia
Jerusalén, Jesús iba enseñando en las aldeas y en las ciudades. "Uno le
preguntó: Señor, ¿son pocos los que se salvan? Él les dijo: Esforzaos en entrar
por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no
podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis
fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: Señor, ábrenos; pero él os dirá: No sé
quiénes sois. Entonces comenzaréis a decir: Hemos comido y bebido contigo, y tú
has enseñado en nuestras plazas. Pero él os dirá: No sé de dónde sois. Alejaos
de mí todos los que obráis la iniquidad. Allí será el llanto y el rechinar de
dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el
Reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y
occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos".
Jesús recorre ciudades y aldeas enseñando. De pronto, un desconocido interrumpe
su marcha y le pregunta por el número de los que se salvarán. Jesús no responde
directamente a esta pregunta. Lo importante no es saber cuántos se salvarán. Lo
fundamental es acoger de modo responsable la salvación que Dios nos ofrece. En
efecto, la salvación no es algo que se recibe de modo irresponsable de un Dios
permisivo. Ni es tampoco el privilegio de algunos elegidos. Para darnos cuenta
de lo que significa la invitación 'entrar por la puerta estrecha', es
conveniente recordar aquellas palabras de Jesús: "Yo soy la puerta; si uno
entra por mí será salvo" (Jn 10,9). En consecuencia, entrar por la puerta
estrecha es seguir a Jesús; aprender a vivir como él; tomar su cruz y confiar
en el Padre, que lo ha resucitado. Se trata, pues, de responder al amor del
Padre con fidelidad. Lo que Jesús nos pide no es un rigorismo legalista, sino
amor radical a Dios y al prójimo. La vida diaria nos va mostrando que el amor
auténtico exige renunciar a egoísmos, envidias y resentimientos. Sencillamente
sin renuncia no se gana esta vida ni la eterna. Señor Jesús, muéstranos tus
caminos y danos tu salvación.
JUEVES 31 DE OCTUBRE DE 2024. Lc 13, 31-35
BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR"
La persona y las obras
de Jesús resultan muy incómodas, sobre todo para clase dirigente religiosa y
civil. En efecto, unos fariseos se acercaron a Jesús para decirle:
"Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte. Él contestó: Id a
decirle a ese zorro: Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; pasado
mañana llego a mi término. Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar, porque
no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén". La advertencia la hacen
'unos fariseos', que no debían desear cosa buena para Jesús. Cabe que los
fariseos quisieran que Jesús se marchase a otra parte. Jesús, al calificar a
Herodes de zorro, está indicando que no se deja engañar por nadie y que tiene
su plan bien definido. La expresión 'hoy y mañana' indica que le queda todavía
algún tiempo para ejercer su ministerio. 'Pasado mañana' (al tercer día) señala
el final. Alude a su muerte y pasión. Jesús debe partir para Jerusalén, porque
allí va a morir. Seguidamente, Jesús prorrumpe de este modo contra Jerusalén:
"¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se
te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la clueca reúne a
sus pollitos bajo sus alas! Pero no habéis querido. Vuestra casa se os quedará
vacía. Os digo que no me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: Bendito el
que viene en nombre del Señor". La repetición del nombre de Jerusalén
indica un afecto y amor despreciado. Jerusalén rechaza y mata a los enviados de
Dios. La imagen de la gallina extendiendo sus alas se usa en el AT. para
simbolizar las protección divina (Dt.32,11; Is.3,15). Es también frecuente en
los salmos. Señor Jesús, quédate con nosotros, necesitamos que nos acompañes en
el camino de la vida.
DOMINGO, 29 DE DICIEMBRE DE 2024. Lc 2, 41-52
FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA
La Navidad como las grandes solemnidades se prolonga durante una octava. En estos días se celebra la fiesta de la Sagrada Familia en el domingo dentro de la octava. Precisamente hoy celebramos esta fiesta. El evangelio que corresponde a esta fiesta nos presenta a la Sagrada Familia. "Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres". Los judíos varones, a excepción de los niños, viejos, enfermos o esclavos, tenían que subir a Jerusalén por Pascua, Pentecostés y Tabernáculos, fiestas de peregrinación. ¿Cómo se pudo quedar el Niño sin que sus padres se dieran cuenta? En parte por la aglomeración de forasteros; también por la costumbre de viajar los hombres y las mujeres en caravanas separadas. Al darse cuenta de la ausencia del Niño, su padres lo buscaron incansablemente hasta encontrarle en el templo. Entonces, la madre le dijo: "Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados. Él les contestó: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre? Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón. Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres". El texto evangélico se centra en la familia de Nazaret: Jesús, María y José. Esta familia es un modelo para toda familia cristiana. Hoy que la familia se halla acosada por tantos peligros de desintegración, los cristianos hemos de contemplar el testimonio y el ejemplo de la Sagrada Familia. Allí estaba clara la estructura básica de la familia cristiana. Allí se vivió una profunda unidad apoyada en la fidelidad; allí estuvo presente el principio de autoridad (los padres), de respeto (padres e hijo) y de obediencia (hijo); allí era importante el trabajo, la convivencia, la educación, la oración y el silencio.
JUEVES, 30 DE DICIEMBRE DE 2024. Lc 2,36-40.
LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO
En el Evangelio de hoy (Lc 2,22-40) se nos habla de la presentación de Jesús en el templo. José y María cumplen todo lo que ordenaba la ley de Moisés con motivo del nacimiento de un niño. Por un lado, la madre, cuarenta días después del nacimiento, ofrecía un ritual de purificación en el templo. Por otro lado, el primogénito pertenecía a Dios y tenía que ser rescatado por una ofrenda del padre. En este relato aparece también Simeón, "hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo. Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han vista a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel. Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción -y a ti misma una espada te traspasará el alma-, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones". Las palabras de Simeón, inspiradas por el Espíritu, son el último cántico insertado en el evangelio de la infancia de Lucas. Simeón toma conciencia de que la realización de las promesas anuncia la proximidad de su muerte, pero ahora puede morir en paz, pues ha visto la salvación de Dios. Ese niño es el Mesías enviado para la salvación de todos los pueblos. El Mesías es la luz para alumbrar a las naciones. La salvación llevada a cabo por Cristo tiene una dimensión universal. Las palabras de Simeón a María son un tanto enigmáticas. Jesús apareció ante los hombres de su tiempo como un signo que no imponía, sino que se acogía libremente por la fe. De hecho una gran parte de sus contemporáneos judíos lo rechazaron. De ahí la amenaza que gravita sobre María, cuyo corazón quedará desgarrado por la muerte de su Hijo en la cruz. Como Simeón tenemos la oportunidad de acoger al Señor y de anunciarlo a la gente como nuestro Salvador.
MARTES, 31 DE DICIEMBRE DE 2024. Jn 1,1-18
"Y EL VERBO SE HIZO CARNE..."
Hoy proclamamos como lectura evangélica el prólogo del evangelio según san Juan (Jn 1,1-18). Como sabemos, el cuarto evangelio comienza con un prólogo muy especial. Es una especie de himno que, desde los primeros siglos, nos ayudó a los cristianos a ahondar en el misterio de Cristo. Si lo meditamos con fe sencilla, también hoy nos puede ayudar a creer en Jesús. En este tiempo de Navidad, nos interesa sobre todo esta frase: "Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros". Dios no es mudo. No ha permanecido callado, encerrado para siempre en su misterio. Al contrario, se nos ha querido comunicar. Ha querido hablarnos, decirnos su amor, explicarnos su plan de salvación. Jesús es sencillamente el Proyecto de Dios hecho carne. Ahora bien, Dios no se nos ha comunicado por medio de doctrinas sublimes, solo asequibles a personas doctas. Su Palabra se ha encarnado en la vida entrañable de Jesús, para que lo puedan entender hasta los más sencillos, los que saben conmoverse ante la bondad, el amor y la verdad que se encierra en sí mismo. El Señor Jesús durante su vida pública con un lenguaje sencillo nos muestra el misterio del Reino de Dios. Para ello utiliza comparaciones tomadas de la vida diaria del pueblo. Como nos dice el cuarto evangelio, la Palabra habitó entre nosotros. Han desaparecido las distancias. Dios se ha hecho 'carne'. Habita entre nosotros. Sólo Jesús nos ha contado cómo es Dios. Sólo él es la fuente para acercarnos a su Misterio. ¿Le abrimos del todo la puerta de nuestro corazón? Sin duda, también entre nosotros se cumplen estas palabras del prólogo: "Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron". Dios busca acogida en nosotros, y nuestra ceguera cierra las puertas a Dios. Que el Señor aumente nuestra fe, para acoger en nuestra vida diaria al "Dios con nosotros". Hoy es el último día de este año civil. Demos gracias al Padre por Cristo en el Espíritu Santo. Agradezcamos todos los beneficios que de él hemos recibido durante el año 2021.
Miércoles, 1 de enero de 2025. Lc 2, 16-21.
SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS
Hoy comenzamos un nuevo año civil: 2025. Coincidiendo con esta fecha, celebramos la Solemnidad de Santa María, Madre de Dios. Comenzamos un nuevo año bajo el amparo de la Virgen, Madre de Dios y madre nuestra. En la primera lectura (Núm. 6,22-27) aparece la siguiente fórmula de bendición: "El Señor te bendiga y te guarde; el Señor haga brillar su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor te muestre tu rostro y te dé la paz". El mismo Señor inspira estas palabras de bendición con las que Aarón y sus hijos debían bendecir a los israelitas. Son unas palabras muy en consonancia con la fecha de hoy. Como creyentes hemos de invocar al comienzo del año la bendición de nuestro Dios sobre nosotros. Que Él nos guarde con su providencia amorosa y que Jesús, el príncipe de la paz, nos dé el don de la paz. En la carta a los Gálatas (Gál 4,4-7) se nos dice: "Pero cuando llegó la plenitud de los tiempos, Dios envió a su propio Hijo, nacido de mujer, nacido bajo el régimen de la ley, para liberarnos de la sujeción a la ley y hacer que recibiéramos la condición de hijos adoptivos de Dios". Es el texto más antiguo del Nuevo Testamento donde se nos refiere que el Hijo de Dios nace de una mujer. Esta mujer es precisamente Santa María. Ella es la Madre de Dios. Una vez que los pastores recibieron el anuncio gozoso del ángel, "fueron corriendo a Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que les decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón". Los pastores, gente sencilla y humilde, al tener noticia de lo sucedido en Belén, no dudaron en acercarse al lugar donde había nacido el Niño. La prisa de los pastores es efecto de la alegría y acción interior de la gracia. Ellos hacen público el mensaje de los ángeles, después que han visto y visitado al Niño. María guarda silencio, abre su corazón a estas noticias y las medita. A los ocho días circuncidan al Niño y le ponen por nombre Jesús. Señor Jesús, al comienzo de este año, danos sabiduría para caminar según el Evangelio; enséñanos a conocerlo y meditarlo como tu Madre y nuestra madre, la Virgen María.
Jueves, 2 de enero de 2025. Jn 1, 19-28
¿TU, QUIEN ERES?
Desde Jerusalén, los judíos enviaron sacerdotes y levitas a Juan Bautista, para que le preguntaran: "Tú, ¿quién eres? Él confesó sin reservas: Yo no soy el Mesías. Le preguntaron: ¿Entonces, qué? ¿Eres Elías? Él dijo: No lo soy. ¿Eres tú el Profeta? Respondió: No. Y le dijeron: ¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿qué dices de ti mismo?". El cuarto evangelio empieza la narración histórica de la vida pública de Jesús con el testimonio de Juan el Bautista. Los dirigentes del pueblo judíos enviaron mensajeros a Juan para preguntarle sobre su propia identidad. Le hacen diversas preguntas. Ante todo le preguntan si él es el Mesías. Juan contestó: "Yo soy la voz que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías. Entre los enviados había fariseos y le preguntaron: Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta? Juan les repondió: Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia. Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando". La persona de Juan desaparece ante la misión que desempeña. Todo predicador auténtico es como él, la voz que prepara la venida de Dios. Juan afirma la proximidad del Mesías, pues se describe así como su precursor. El Bautista es una persona humilde que desea encaminar a la gente hacia el Mesías. Al Mesías es a quien hay que buscar, porque sólo Él es nuestro salvador. Más adelante, Juan señala a Jesús como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. ¡Cuánto tenemos que aprender de la humildad de Juan! Nuestra misión como cristianos es anunciar a Jesucristo y ayudar a los demás para que se encuentren de verdad con el Señor. Nosotros somos simplemente el pórtico de la Luz. Señor Jesús, que nuestra voz sea el eco fiel de tu Voz en medio de este mundo.
Viernes, 3 de enero de 2025. Jn 1, 29-34
ESTE ES EL CORDERO DE DIOS
Después de dar el testimonio sobre su propia identidad, san Juan Bautista da un segundo testimonio en favor de Jesucristo. "Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel". Juan presenta a Jesús como el Cordero que quita el pecado del mundo. El cordero era la víctima ordinaria en los sacrificios oficiales y particulares. Jesús quitó los pecados del mundo: tomándolos sobre sí. Se hizo pecado y maldición según san Pablo. La relación del cordero con el pecado confirma el sentido fundamental y sacrificial de la metáfora, que era el modo ordinario de borrar los pecados en la liturgia hebrea. El pecado en singular y con artículo, pone de manifiesto su sentido de universalidad, todo lo que es ofensivo a Dios. También la expresión ' del mundo' apunta a este sentido universal. El Cordero de Dios quita todos los pecados, los de todos los hombres. El tiempo presente 'quita' indica la virtud y sentido constante de este cordero. El Bautista vuelve a insistir en que el Mesías es anterior a él, ya que existía antes que él. El que le dio la misión de ser precursor del Mesías, le dio a conocer una señal inconfundible para poder reconocer al Mesías. Así nos los recuerda él: "Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel. Y Juan dio testimonio diciendo: He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que ha de bautizar con Espíritu Santo. Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios". Juan por una luz especial conoce la verdadera identidad de Jesús y quiere darlo a conocer a los demás. El Bautista viene a decirnos: Yo doy testimonio de que Él es el Hijo de Dios, id a su encuentro.
Sábad0 4 de enero de 2025. Jn 1, 35-42
RABÍ ¿DÓNDE VIVES?
El evangelista nos relata la vocación de los primeros discípulos. En efecto, "estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice: Este es el Cordero de Dios. Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús, se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta: ¿Qué buscáis? Ellos le contestaron: Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives? Él les dijo: Venid y lo veréis. Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; serían las cuatro de la tarde". Tal como nos dice el Evangelio de hoy, los primeros discípulos del Señor salen de la escuela del Precursor, a quien cabe la gloria de haberlos puesto en relación con el Mesías. Juan espera que vuelva Jesús. Es uno de los momentos cumbres de su vocación. Va a poner en contacto con el Mesías a dos de sus mejores discípulos. La continuidad de los planes de Dios se revela aquí en el hecho de que los principales discípulos de Jesús salen de la escuela de Juan. También se pone de manifiesto en esto la grandeza de la misión de Juan. Toda esta narración, una de las más detalladas del cuarto evangelio, tiene el aspecto de un recuerdo primero largamente acariciado en la memoria, como sucede con los hechos que cambian el rumbo de nuestra vida. En la historia de los verdaderos seguidores de Jesús siempre hay un Bautista que los ha puesto en contacto con Jesús. Son las gracias externas de que Dios se vale para la salvación y santificación de los suyos. 'Fijándose en Jesús que pasaba', esta expresión indica que Juan se fija con detención, para que miren sus discípulos. Era lo que esperaba Juan. Es profunda esta narración en su brevedad. Quien quiera que los hombres se fijen en Jesús, debe empezar él por fijarse primero. La mirada de Jesús se anticipó a ellos y les pregunta: ¿qué buscáis? Estamos ante las primeras palabras que pronuncia Jesús en el cuarto evangelio. Representan la pregunta que hace a todos los hombres deseosos de encontrarse con la Luz. Los discípulos le preguntan a Jesús: ¿dónde vives? Estas palabras reflejan el deseo de estar y hablar despacio con Jesús. Seguidamente el evangelista nos recuerda el nombre de los primeros discípulos.
DOMINGO, 5 de enero de 2022. Jn 1, 1-18
Y EL VERBO ERA DIOS
Tenemos la oportunidad de proclamar en la Eucaristía el prólogo del cuarto Evangelio. En él se hace mención del misterio de la Encarnación y del nacimiento del Hijo de Dios con estas palabras: "Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros; y hemos visto su gloria, la gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad". Esta expresión no se refiere a una figura retórica, sino a una experiencia viva que san Juan contempló como testigo ocular. Esta Palabra existía desde siempre: "Al principio ya existía la Palabra. La Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios". Mediante la Encarnación, como señala Benedicto XVI, "la Palabra eterna se ha hecho pequeña, tan pequeña como para estar en un pesebre. Se ha hecho niño para que la Palabra esté a nuestro alcance. Ahora, la Palabra no sólo se puede oír, no sólo tiene una voz, sino que tiene un rostro que podemos ver: Jesús de Nazaret". Esta Palabra "vino a los suyos, pero los suyos no la recibieron. A cuantos la recibieron, a todos aquellos que creen en su nombre, les dio poder para ser hijos de Dios".
La Palabra llegó a nuestro mundo, mediante la asunción verdadera y real de nuestra misma naturaleza; ésta fue el vehículo para el aterrizaje de Dios en nuestra historia; que en ella se manifiesta Dios mismo. Ha sido una oportunidad que Dios nos ha ofrecido, entre otras cosas, para escuchar su Palabra. ¡Cuántas veces esta Palabra llamó a la puerta de nuestra existencia. Nos llamó sin violentar para nada nuestra libertad. Esta Palabra llama con suavidad, para cenar con nosotros, si le abrimos la puerta de nuestra persona. Como nos dice el Prólogo "vino a los suyos". Esta Palabra no es ajena a nosotros. Se encarnó; asumió nuestra naturaleza humana. Damos gracias a Dios por tanta luz y vida que nos ha regalado en este año en su Palabra. A la vez le pedimos perdón por no ser esa tierra buena donde la Palabra, como semilla buena, pudiese fructificar abundantemente. Perdónanos, Señor, nuestra insensatez de buscar la luz donde no se halla.
Lunes, 6 de enero de 2025. Mt 2, 1-12.
EPIFANIA DEL SEÑOR
Hoy celebramos la solemnidad de la Epifanía del Señor. El término 'Epifanía' significa manifestación. En esta circunstancia concreta significa la manifestación de Jesús, según la carne, a todos los pueblos de la tierra simbolizados en los tres personajes estudiosos de las estrellas, venidos de Oriente. El libro de Isaías había profetizado lo que hoy celebramos en la Liturgia. El profeta anuncia con estas palabras la llegada de la luz a Jerusalén y la gloria del Señor: "¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas cubren la tierra, y la obscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti". Ante esta realidad tan gozosa, los pueblos y razas vendrán con regalos a agasajar al Señor: "Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro, proclamando las alabanzas del Señor". Esta misma realidad, la contempla el salmista cuando dice: "se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra". San Mateo nos narra el episodio de los magos siguiendo la estrella que les guía de Oriente a Belén. Estos magos se presentaron en Jerusalén preguntando: "¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo". Estos sabios provenientes de un país lejano se encuentran con muchas dificultades hasta llegar a Belén. Al llegar a Jerusalén, paradójicamente, es cuando se encontraron con mayores problemas. Después de escuchar al rey Herodes y a los escribas y a los sacerdotes, "se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra". De este modo, el misterio empieza a desvelarse: los pueblos gentiles se ponen en camino hacia Cristo, le adoran y le ofrecen regalos significativos de lo que es Él. Esta solemnidad de Epifanía nos muestra como el Niño que nace en Belén ha de ser conocido por todos los pueblos y razas de la tierra.
Martes, 7 de enero de 2025. Mc 6, 34-44
SIENTE LÁSTIMA DE ELLOS PORQUE ANDABAN COMO OVEJAS SIN PASTOR
Una ingente muchedumbre de personas ha ido al encuentro del Hijo de Dios. Jesús contempla a esta gente y "siente lástima de ellos porque andaban como ovejas sin pastor, y empezó a enseñarles muchas cosas". Jesús no se siente molesto porque la multitud obstaculiza sus planes de trato solamente con los apóstoles; al contrario, se siente movido a misericordia. No hay duda de que algo se movía en el interior de aquellas personas; algo tan atrayente e inusual que se olvidaron de todo, del tiempo y de sus cosas. "Cuando se hizo tarde se acercaron sus discípulos a decirle: Estamos en despoblado y ya es muy tarde. Despídelos, que vayan a los cortijos y aldeas de alrededor y se compren de comer. Él les replicó: Dadles vosotros de comer. Ellos le preguntaron: ¿Vamos a ir a comprar doscientos denarios de pan para darles de comer? Él les dijo: ¿Cuántos panes tenéis? Id a ver. Cuando lo averiguaron le dijeron: Cinco, y dos peces". Jesús cuenta con la colaboración de los discípulos para alimentar a aquella multitud. Es verdad que sólo tienen cinco panes y dos peces. Pero es todo lo que tienen a mano. Lo demás lo hará el Señor. Él desea alimentar a la gente con el Pan verdadero, el pan vivo bajado del cielo (Jn.6,51). Una vez sentados en grupos sobre la hierba, Jesús "tomando los cinco panes y los dos peces alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran. Y repartió entre todos los dos peces. Comieron todos y se saciaron, y recogieron las sobras: doce cestos de pan y peces. Los que comieron eran cinco mil hombres". El evangelista ha conformado el vocabulario del pasaje con el de la Última Cena en la creencia que, en cierto sentido, la comida de comunión en el desierto era una anticipación de la Eucaristía. Todos los días el Señor Jesús nos habla en la mesa de la Palabra y nos alimenta con el Pan de vida. Hemos de avivar nuestra fe en el Misterio eucarístico, para saciar nuestra hambre de la Palabra y del Pan vivo.
Miércoles, 8 de enero de 2025.Mc 6, 45-52
ÁNIMO, SOY YO NO TENGAIS MIEDO
"Después de haberse saciado los cinco mil hombres, Jesús enseguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar. Llegada la noche, la barca estaba en mitad del mar y Jesús, solo, en tierra. Viéndolos fatigados de remar, porque tenían viento contrario, a eso de la cuarta vigilia de la madrugada, fue hacia ellos andando sobre el mar, e hizo ademán de pasar de largo. Ellos, viéndolo andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque todos lo vieron y se asustaron. Pero él habló enseguida con ellos y les dijo: Ánimo, soy yo, no tengáis miedo. Entró en la barca con ellos y amainó el viento. Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque tenían la mente embotada". Una vez que la multitud se sació, Jesús enseguida apremió a sus discípulos a subir a la barca, a fin de que se adelantaran en la otra orilla. Por su parte, Jesús se despide de la gente y sube solo al monte a orar. Ya de noche, la barca estaba en mitad del mar. Los discípulos estaban fatigados, por el viento les era contrario. Desde la oración, Jesús sale al encuentro de los suyos, caminando sobre las aguas del lago. Sus discípulos le ven caminar y creen que es un fantasma. Asustados dieron un grito. Jesús les habló enseguida: "Ánimo, soy yo, no temáis miedo". Jesús sube a la barca con ellos y amainó el viento. Los discípulos se llenaron de estupor; no habían comprendido lo sucedido. La barca es signo de la Iglesia que desde Pentecostés está surcando el mar de la historia. No siempre resulta fácil navegar. Aparecen la dificultades, significadas por el viento contrario. Jesús viene con nosotros en la barca. Él no abandona a la Iglesia. Al contrario, nos anima y nos ayuda a vencer los temores. El actúa y deja destellar su gloria divina incluso en la noche oscura y en la turbulencia de un mar alborotado. Señor Jesús, que te reconozcamos siempre dentro de la barca.
Jueves, 9 de enero de 2025. Lc 4, 14-22a
EL ESPIRITU DEL SEÑOR ESTÁ SOBRE MI
El Evangelio de hoy nos recuerda cómo san Lucas emprende la tarea de componer un relato sobre la persona y la obra del Señor Jesús. El evangelista, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, tiene la intención de escribirlo por su orden, para que conozcamos la solidez de la enseñanza cristiana que hemos recibido. Seguidamente, ya nos presenta a Jesús en la sinagoga de Nazaret enseñando. Le entregaron el libro del profeta Isaías y desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor". He aquí el programa de misión que había profetizado el profeta Isaías y que hizo propio Jesús al decir: "Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír". Nosotros, que tenemos la dicha de conocer la vida pública del Señor Jesús tal como nos la transmitieron los evangelistas, sabemos que el Señor Jesús cumplió con toda perfección todo el programa recogido en el libro del profeta. Durante tres años Jesús llevó a la práctica toda esta misión de liberación. Él, como el buen samaritano, liberó a todas las personas que se fiaron de él de toda clase de esclavitud. Los cristianos confesamos que no existe otro Liberador más que el Señor Jesús. Él sigue liberando a todo aquel que, desde la fe, se acerque a él. Señor Jesús, sólo tú eres nuestro Salvador.
Viernes, 10 de enero de 2025. Lc 5, 12-16
SEÑOR, SI QUIERES PUEDES LIMPIARME
El evangelista nos narra con cierto detalle la curación por parte de Jesús de un leproso. "Se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: Si quieres, puedes limpiarme. Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: Quiero: queda limpio. La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente: No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés". Estamos ante un encuentro de Jesús con un leproso. La lepra en cuestión es, probablemente, no la lepra de hoy día, sino la que se describe en Lev.13, 1-59, y que comprendía diferentes enfermedades de la piel. El leproso se postra de rodillas ante Jesús y le suplica la curación. El enfermo está convencido del poder de curación de Jesús. Apela a la voluntad de Jesús para que se decida a curarle. El evangelista nos dice que Jesús se compadeció del leproso, extendió la mano y le tocó. Son sentimientos y gestos de un corazón entrañable. Ante las palabras de Jesús: 'Quiero: queda limpio', la lepra desaparece. Jesús despide al leproso y le pide que guarde secreto; pero le manda que vaya al sacerdote y que ofrezca lo estipulado por la purificación. A Jesús le convenía proceder con prudencia y no suscitar manifestaciones populares que obstaculizasen el desarrollo previsto de su ministerio. Sin embargo, cuando se fue, el leproso "empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes". Se explica muy fácilmente que el leproso, ante la alegría de verse curado, desobedeciese el mandato de Jesús y diera a conocer a la gente lo sucedido. A la popularidad suscitada, que Jesús quiso evitar con la imposición de secreto, tiene que substraerse marchándose a sitios despoblados.
Sábado, 11 de enero de 2025. Jn 3, 22-30
EL TIENE QUE CRECER Y YO MENGUAR
Por aquel entonces, "fue Jesús con sus discípulos a Judea, se quedó allí con ellos y bautizaba. También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salín, porque había allí un agua abundante; la gente acudía y se bautizaba. A Juan todavía no le habían metido en la cárcel. Se originó entonces una discusión entre un judío y los discípulos de Juan acerca de la purificación; ellos fueron a Juan y le dijeron: Rabí, el que estaba contigo en la otra orilla del Jordán, de quien tú has dado testimonio, ese está bautizando, y todo el mundo acude a él. Contestó Juan: Nadie puede tomarse algo para sí si no se lo dan desde el cielo. Vosotros mismos sois testigos de que yo dije: Yo no soy el Mesías, sino que he sido enviado delante de él. El que tiene la esposa es el esposo; en cambio, el amigo del esposo, que asiste y lo oye, se alegra con la voz del esposo; pues esta alegría mía está colmada. Él tiene que crecer, y yo tengo que menguar". Juan y Jesús bautizaban en Judea. Esta actividad simultánea fue la que provocó las discusiones entre los discípulos de ambos y que aprovecha el Bautista, para acentuar la superioridad de Jesús. Aunque Juan tiene un encargo importante, sabe reconocer en Jesús al enviado de Dios, y él va abriendo camino para que pueda realizar la voluntad del Padre. En el relato evangélico, Juan se reconoce como el amigo del esposo. El Bautista es el precursor, el heraldo del Señor; cualquiera otra sobrevaloración de su persona iría en contra de su propio testimonio. El esposo es Jesús. Él es el quien establece las nuevas relaciones entre Dios y los hombres. La alegría del amigo tiene su explicación en la participación en la boda de su amigo. Las manifestaciones del Bautista sobre Jesús expresan tanto la dignidad del presentado como el fin de la actividad del presentador; ante la aparición de Jesús, el Bautista debía desaparecer. De este modo se cumplía adecuadamente la misión de Juan el Bautista. El camino del Bautista ha de ser para nosotros la senda a seguir. Nuestro yo tiene que menguar, para que la vida de Cristo dé frutos en nosotros. Señor Jesús, deseo que tú sigas creciendo en mí, y que yo mengue.
Domingo, 12 de enero de 2025. Lc 3, 15-16.21-22
BAUTISMO DEL SEÑOR
Hoy celebramos la fiesta del bautismo del Señor. En la primera lectura se recoge un oráculo que sirve de prólogo a todo el libro del Segundo Isaías y anticipa algunos de sus temas básicos: consolación, nuevo éxodo, eficacia de la palabra de Dios, restauración. "Consolad, consolad a mi pueblo -dice vuestro Dios-; hablad al corazón de Jerusalén, gritadle que se ha cumplido su servicio, y está pagado su crimen, pues de la mano del Señor ha recibido doble paga por sus pecados". Son palabras que nos hablan de consolación. Ha llegado la hora de liberar al pueblo de su opresión. Dios ha perdonado el pecado de su pueblo. Seguidamente, el profeta alude a la misión de Juan Bautista: preparar al pueblo para recibir al Mesías: "Una voz grita: En el desierto preparadle un camino al Señor; allanad en la estepa una calzada para nuestro Dios...". Este es el mismo mensaje de conversión y penitencia que siglos más tarde habría de predicar el Bautista, el precursor del Mesías. Precisamente el evangelio de hoy nos dice que "el pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego".La gente se preguntaba si Juan no sería el Mesías. El Bautista tienen clara su misión de precursor; él no es el Mesías. Éste bautizará con Espíritu Santo y fuego. Juan está bautizando en el Jordán. Y "en un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma, y vino una voz del cielo: Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto". Jesús quiso empezar su vida pública incorporándose al movimiento religioso iniciado por el Bautista. El acontecimiento del bautismo de Jesús tiene una profunda significación, porque en él Jesús es revelado como 'Hijo de Dios', como el Enviado del Padre. El bautismo es como su Pentecostés. El evangelista relaciona el descendimiento del Espíritu, en forma de paloma, con la oración de Jesús.
Lunes, 13 de enero de 2025. Mc 1, 14-20
CONVERTÍOS Y CREED EN EL EVANGELIO
Una vez que encarcelaron a Juan, "Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio". Arrestado Juan Bautista, Jesús se dirige a Galilea para proclamar la Buena Noticia procedente de Dios. Jesús proclama que ha llegado una nueva situación que consiste en llevar adelante la lucha contra Satán en el poder del Espíritu. El Reino ya se siente actuante en la persona de Jesús. Es necesario convertirse al Evangelio. Jesús apremia a sus contemporáneos a cambiar de actitud. Aceptar el don de la salvación. "Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo: Venid conmigo y os haré pescadores de hombres. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron". Jesús comienza a llamar a sus primeros discípulos. En este caso a dos hermanos: Simón y Andrés. Ambos eran pescadores. Ellos al sentir la llamada de Jesús, dejan las redes y le siguen de inmediato. "Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él". Jesús llama también a otros dos hermanos: Santiago y Juan, hijos del Zebedeo. También estos eran pescadores. Ambos dejan a su padre y a los jornaleros y se marchan con Jesús. A todos ellos Jesús les promete que los hará pescadores de hombres. Los cuatro, a pesar de sus debilidades, acompañaron de cerca al Maestro durante su vida pública. Convivieron con Jesús y tuvieron la oportunidad de compartir con él muchas vivencias. Así fueron descubriendo poco a poco quién es Jesús y cuál es la misión que Él les confía. Cada cristiano es llamado por el Señor para una tarea concreta. Sólo dejándonos hacer por Él, podremos llegar a ser sus discípulos. Señor Jesús, haznos dóciles a tus indicaciones.
Martes, 14 de enero de 2025. Mc 1, 21b-28
SÉ QUIÉN ERES: EL SANTO DE DIOS
Por aquel entonces, "Jesús y sus discípulos entraron en Cafarnaún, y cuando el sábado siguiente fue a la sinagoga a enseñar, se quedaron asombrados de su doctrina, porque no enseñaba como los escribas, sino con autoridad". En un principio, Jesús aprovechaba las oportunidades ofrecidas por la sinagoga, para ejercer su ministerio. Aun las ciudades más pequeñas tenían sus sinagogas, donde se reunían las gentes para la adoración y la oración y la lectura y explicación de la ley y los profetas. El evangelista resalta que la gente estaba asombrada de la doctrina de Jesús y de su enseñar con autoridad. Los oyentes estaban admirados, porque la voz de la profecía hacía tiempo que estaba callada en Israel. Jesús poseía autoridad propia, una interna seguridad de verdad. "Estaba precisamente en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo, y se puso a gritar: ¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios. Jesús lo increpó: Cállate y sal de él. El espíritu inmundo lo retorció y, dando un grito muy fuerte, salió". Jesús tiene la autoridad de quien derroca a los demonios de sus dominios y los desestabiliza. A través del poseso, habla el espíritu inmundo, considerando a Jesús como el Santo de Dios. Jesús manda con imperio al demonio, y éste obedece mal de su grado. Le hace callar y lo expulsa. Los que contemplaron este suceso "se preguntaron estupefactos: ¿Qué es esto? Este enseñar con autoridad es nuevo. Hasta a los espíritus inmundos les manda y le obedecen. Su fama se extendió en seguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea". El evangelista describe la enorme impresión que causa la predicación y el milagro de Jesús. Su fama se iba extendiendo por toda la comarca. Los allí presentes tal vez se estén planteando en su interior una serie de interrogantes que podríamos resumir en este: ¿No será este el Mesías que estamos esperando para nuestra salvación?
Miércoles, 15 de enero de 2025. Mc 1, 29-39
TODO EL MUNDO TE BUSCA.
Al abandonar la sinagoga, Jesús, acompañado de Santiago y Juan, va a casa de Simón y Andrés. "La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles". Jesús se acerca a una mujer, la suegra de Pedro, que está postrada en cama con fiebre. Los sucesivos gestos que realiza Jesús están llenos de delicadeza y de humanidad. La coge de la mano y la levanta. Se le pasa la fiebre y ella se puso a servirles. Al anochecer, "cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar". De acuerdo con el modo de contar el tiempo los judíos, venido el ocaso, comenzaba un nuevo día. No siendo ya sábado, estaba permitido transportar peso, como aparece en esta escena. La expresión 'curó a muchos' significa que curó a todos. A los demonios no les permitía hablar, puesto que le conocían. Después de curar a los enfermos y de expulsar los demonios, Jesús "se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar". La razón de retirarse a un lugar solitario es, como en otras ocasiones, la oración lejos del tumulto. Jesús cuida diariamente su relación filial con el Padre, mediante la oración prolongada y lejos del ruido del mundo. En su vida pública Jesús conjuga a la perfección el amor entrañable hacia los más necesitados con la relación íntima con su Padre. Las dos dimensiones de su existencia están unidas entre sí. Por su parte, "Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: Todo el mundo te busca. Él les respondió: Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar allí; que para eso he salido. Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios". Jesús muestra con toda claridad que él ha venido para predicar el Reino de Dios y curar toda enfermedad y dolencia. Así lo hizo recorriendo toda Galilea.
Jueves, 16 de enero de 2025. Mc 1, 40-45
SI QUIERES, PUEDES LIMPIARME
El evangelista nos narra con cierto detalle la curación por parte de Jesús de un leproso. "Se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: Si quieres, puedes limpiarme. Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: Quiero: queda limpio. La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente: No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés". Estamos ante un encuentro de Jesús con un leproso. La lepra en cuestión es, probablemente, no la lepra de hoy día, sino la que se describe en Lev.13, 1-59, y que comprendía diferentes enfermedades de la piel. El leproso se postra de rodillas ante Jesús y le suplica la curación. El enfermo está convencido del poder de curación de Jesús. Apela a la voluntad de Jesús para que se decida a curarle. El evangelista nos dice que Jesús se compadeció del leproso, extendió la mano y le tocó. Son sentimientos y gestos de un corazón entrañable. Ante las palabras de Jesús: 'Quiero: queda limpio', la lepra desaparece. Jesús despide al leproso y le pide que guarde secreto; pero le manda que vaya al sacerdote y que ofrezca lo estipulado por la purificación. A Jesús le convenía proceder con prudencia y no suscitar manifestaciones populares que obstaculizasen el desarrollo previsto de su ministerio. Sin embargo, cuando se fue, el leproso "empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes". Se explica muy fácilmente que el leproso, ante la alegría de verse curado, desobedeciese el mandato de Jesús y diera a conocer a la gente lo sucedido. A la popularidad suscitada, que Jesús quiso evitar con la imposición de secreto, tiene que substraerse marchándose a sitios despoblados.
Viernes, 17 de enero de 2025. Mc 2, 1-12
HIJO, TUS PECADOS QUEDAN PERDONADOS
De vuelta ya en Cafarnaún, acudió tanta gente que no quedaba sitio ni a la puerta. Jesús les proponía la palabra. "Llegaron cuatro llevando un paralítico y, como no podían meterlo, por el gentío, levantaron unas tejas encima de donde estaba Jesús. abrieron un boquete y descolgaron la camilla con el paralítico. Viendo Jesús la fe que tenían, le dijo al paralítico: Hijo, tus pecados quedan perdonados". Este relato ensancha el círculo del poder de Jesús manifestado en las escenas precedentes. Jesús puede también perdonar los pecados. La escena tiene lugar en Cafarnaún. Una persona paralítica no tiene autonomía para moverse. De ahí que aparezcan cuatro personas que hacen todo lo posible por acercar el paralítico a Jesús. El evangelista nos cuenta con detalle todo lo que hacen aquellos hombres. Jesús se percata de la fe que tienen y, dirigiéndose al paralítico, le concede el perdón de los pecados. Mientras tanto, "unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros: ¿Por qué habla este así? Blasfema, ¿Quién puede perdonar pecados, fuera de Dios? Jesús se dio cuenta de lo que pensaban y les dijo: ¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil: decirle al paralítico tus pecados quedan perdonados o decirle levántate, coge la camilla y echa a andar? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados...Entonces le dijo al paralítico: Contigo hablo: Levántate, coge tu camilla y vete a tu casa. Se levantó inmediatamente, cogió la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo: Nunca hemos visto una cosa igual". Del éxito visible de la curación resulta evidente que las palabras de la remisión de los pecados no son una blasfemia. Con la curación milagrosa de la parálisis, Jesús confirma sus palabras y manifiesta sus poderes. Además, este milagro, como los demás, tiene la finalidad primordial de indicar la presencia o proximidad del Reino. No hay que olvidar que el perdón de los pecados es el don mesiánico por excelencia.
Sábado, 18 de enero de 2025. Mc 2, 13-17
SÍGUEME. SE LEVANTÓ Y LO SIGUIÓ
De nuevo salió Jesús hacia el lago. La gente se acercaba a él y les enseñaba. "Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: Sígueme. Se levantó y lo siguió". El evangelista nos narra con mucha brevedad la vocación de Leví. Se acepta generalmente que se identifica con Mateo. Jesús se fija en esta persona que está sentada al mostrador de los impuestos. Estaba haciendo su trabajo. Mateo tenía ya la vida hecha y establecida. Jesús le vio, le miró, le amó, le llamó. Mateo se levantó al instante y siguió los pasos de Jesús. "Estando Jesús a la mesa en su casa, de entre los muchos que lo seguían, un grupo de publicanos y pecadores se sentaron con Jesús y sus discípulos. Algunos escribas fariseos, al ver que comía con publicanos y pecadores, les dijeron a sus discípulos: ¡De modo que come con publicanos y pecadores! Jesús los oyó y les dijo: No necesitan de médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores". Dada la mala fama que tenían los recaudadores de tributos, se puede suponer el juicio que se formarían los fariseos al ver que Jesús llamaba a Leví, recaudador de tributos, a su discipulado. Estos recaudadores eran despreciados por su rapacidad e ínfima moralidad. Eran especialmente despreciados en cuanto hombres políticos, al servicio de un poder ocupante, y porque su actividad implicaba contacto con los gentiles. A pesar de este clima difícil, Leví ofrece un banquete donde están presentes un grupo de publicanos y pecadores y otros discípulos de Jesús. Leví, al tomar cuerpo el seguimiento, pasa de la abulia a la fiesta. Él se siente liberado de la esclavitud del dinero y del confort. Leví necesita celebrar esta situación nueva de su existencia. El quiere hacer una fiesta muy especial. Por su parte, Jesús reprueba la conducta farisaica de exclusivismo. Les dice la parábola del médico y su aplicación. Esta comparación en sí se entiende fácilmente. Está claro que no son los sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. En cambio, la aplicación ofrece sus dificultades. ¿Cómo entender la frase: "No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores? Tal vez justos signifique los falsamente justos y se refería a los fariseos. O también puede significar que la venida de Jesús sea principalmente para las ovejas perdidas de la casa de Israel. Señor Jesús, que estemos prontos para levantarnos, ante tu llamada.
Domingo, 19 de enero de 2025. Jn 2,1-11
HACED LO QUE ÉL DIGA
Hoy es domingo, el día del Señor. El evangelista nos relata la celebración de una boda en Caná de Galilea, donde estaban presentes la madre de Jesús y también Jesús con sus discípulos. La ceremonia de la boda consistía en recoger el esposo a la novia y llevarla por la tarde a su casa. Un elemento importante eran los bailes y el vino 'que alegra el corazón del hombre' (Sal. 103,15). Estando en la boda, "faltó el vino, y la madre de Jesús le dijo: No les queda vino. Jesús le contestó: Mujer, déjame, todavía no ha llegado mi hora. Su madre dijo a los sirvientes: Haced lo que él diga". La madre de Jesús se hace eco de la situación. Se da cuenta que falta el vino. Entonces acude a su Hijo, buscando una salida al apuro por el que pasaban aquellos novios. En principio Jesús no muestra interés en el asunto. Pero María, no se da por vencida y dice a los sirvientes que hagan lo que Jesús les diga. Es notable la influencia de la Virgen, que consta de tres pasos: antes de acudir a Jesús; la súplica discreta a Jesús y el aviso a los sirvientes. Tal aviso pone de manifiesto dos ideas que la Virgen se había formado: Que Jesús accederá a su súplica y que Jesús hará algo fuera de lo común y que podría desconcertar a los sirvientes. Mandar llenar las tinajas de agua, cuando ya no hacía falta agua, ya que las purificaciones eran para el principio. La madre de Jesús en su discreción previene toda dificultad. Ella es eficaz y discreta en su intervención. Después de llenar las tinajas de agua, Jesús mandó a los sirvientes: "Sacad ahora y llevádselo al mayordomo: Ellos se lo llevaron. El mayordomo probó el agua convertida en vino sin saber de dónde venía..., y entonces llamó al novio y le dijo: Todo el mundo pone primero el vino bueno y cuando ya están bebidos, el peor; tú, en cambio, has guardado el vino bueno hasta ahora. Así, en Caná de Galilea Jesús comenzó sus signos, manifestó su gloria, y creció la fe de sus discípulos en él". ¿Qué significa aquí el término 'signo'? Es toda obra que se opera con poder auténticamente divino y supera las fuerzas puramente humanas. De ahí que ante tal signo creciera la fe de sus discípulos en Jesús. Señor, sé tú para nosotros el vino nuevo capaz de alegrar todo nuestro ser.
Lunes, 20 de enero de 2025. Mc 2, 18-22
NADIE ECHA VINO NUEVO EN ODRES VIEJOS
En aquel tiempo, "los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno. Vinieron unos y le preguntaron a Jesús: Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no? Jesús les contestó: ¿Es que pueden ayunar los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos, no pueden ayunar. llegará un día en que se lleven al novio; aquel día sí que ayunarán". Estamos ante una pequeña narración en que los discípulos de Jesús son censurados por no ayunar como los discípulos de Juan y los fariseos. Jesús contesta con una breve parábola en la que se hace una alusión a la costumbre de que los invitados a una boda estaban dispensados de ciertos deberes religiosos durante los siete días de los festejos nupciales con el fin de que la alegría no fuera interrumpida. He aquí la aplicación de la parábola: Los discípulos se hallan en una situación de gozo, porque ha llegado el Reino. En el lenguaje simbólico bíblico, la boda es el símbolo de la salvación. No hay razón, pues, para pedirles a los discípulos de Jesús que ayunen. Además, aparece aquí por primera vez el Mesías representado bajo la alegoría del esposo. El tiempo de las bodas es el tiempo de la vida mortal de Jesús. Después de la muerte de Jesús será tiempo de ayunar. Sigue afirmando Jesús: "Nadie le echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto, lo nuevo de lo viejo, y deja un roto peor. Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos". El motivo común de ambas parábolas es lo necio que resultaría fundir lo viejo con lo nuevo. El ministerio de Jesús no debe ser considerado como un intento de reforma del judaísmo; trae algo enteramente nuevo. Es decir, la ley y los profetas fueron hasta Juan; desde este momento, el reino de Dios está promulgado. Jesús en persona es la novedad permanente.
Martes, 21 de enero de 2025. Mc 2, 23-28
EL HIJO DEL HOMBRE ES SEÑOR TAMBIÉN DEL SÁBADO
El evangelista nos narra hoy el incidente del desgrane de espigas y la cuestión del sábado. Precisamente, "un sábado, atravesaba el Señor un sembrado mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas. Los fariseos le dijeron: Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido? Él les respondió: ¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que solo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a su compañeros". Este incidente debió suceder en las semanas de abril, en que los granos están ya suficientemente maduros para poder comerlos. Arrecia lo oposición de los fariseos, los bienpensantes contra Jesús. Él va de camino con sus discípulos. Estos arrancan espigas para satisfacer el hambre. La infracción de la ley no consistió en el acto mismo de desgranar, sino que era considerado como recolección en sábado. Para responder a la acusación de los fariseos, Jesús les recuerda lo que hizo David (cfr. ISam. 21,1-6). La cuestión de fondo es la disyuntiva entre la justicia de la ley y el Evangelio de la gracia. A este respecto, Jesús añadió: "El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado.; así que el Hijo del Hombre es señor también del sábado". Según lo dicho, el Señor resuelve el dilema proclamando que el sábado ha sido instituido para el hombre y no a la inversa, el hombre para el sábado. Es necesario proclamar el Evangelio de la gracia. Hemos de convertirnos de toda actitud que ponga en primer en lugar la justicia de la ley. Un testimonio de esta conversión lo encontramos en san Pablo. Antes de su conversión se consideraba como intachable en cuanto a la justicia de la ley (cfr.Flp.3,6), lo cual no le impidió odiar y perseguir a muerte a aquellos que no eran puramente religiosos como él. Después de su encuentro con el Señor resucitado, predicará incansablemente el Evangelio de la gracia de Dios (cfr. Hech.20,24).
Miércoles, 22 de enero de 2025. Mc 3, 1-6
EXTIENDE EL BRAZO
Jesús entra en la sinagoga, por supuesto en sábado. "Había allí un hombre con parálisis en un brazo. Estaban al acecho, para ver si curaba en sábado y acusarlo. Jesús le dijo al que tenía la parálisis: Levántate y ponte ahí en medio. Y a ellos les preguntó: ¿Qué esta permitido en sábado? , ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir? Se quedaron callados". Los que no aceptaban el comportamiento de Jesús, estaba al acecho para ver si curaba también en sábado. Jesús no se deja intimidar por esta circunstancia. Él tiene claro lo que debe hacer en cada momento, también en sábado. Siempre es el momento oportuno para hacer el bien y evitar el mal. Ante el silencio de los que le están acechando, Jesús "echando en torno una mirada de ira, y dolido de su obstinación, le dijo al hombre: Extiende el brazo. Lo extendió y quedó restablecido. En cuanto salieron de la sinagoga, los fariseos se pusieron a planear con los herodianos el modo de acabar con él". El evangelista nos recuerda cómo Jesús echó en torno una mirada de ira. ¿Por qué esta mirada? Porque Jesús estaba profundamente dolido por la obstinación de los fariseos y herodianos. A pesar de tanta oposición, Jesús tiene claro que debe curar al paralítico. Le manda extender el brazo y al momento le queda restablecido. Jesús, cuando observa fe en el enfermo, está siempre dispuesto a curar. Él representa realmente el rostro humano de la entrañable misericordia del Padre. Lo primero es salvarle la vida a una persona. La caridad ha de preceder a cualquier otra norma. Jesús se acerca al enfermo y viendo su necesidad, le dice extiende la mano. Este modo de actuar de Jesús exaspera a aquellos que le acechan para echarle en cara lo que hace en sábado. La oposición arrecia con tanta fuerza contra Jesús que ya están planificando el modo de acabar con él. Señor Jesús, queremos que sigas estando cerca de nosotros para que nos vayas curando de toda enfermedad y dolencia.
Jueves, 23 de enero de 2025. Mc 3, 7-12
TÚ ERES EL HIJO DE DIOS.
Jesús siente la necesidad de retirarse a solas con sus discípulos a la orilla del lago, pero le siguió una muchedumbre de Galilea. "Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, de Jerusalén y de Idumea, de la Transjordania, de las cercanías de Tiro y Sidón". Jesús se retira de las ciudades y sinagogas para continuar su ministerio al aire libre. Entre las regiones de donde venían a Jesús no se nombra a Samaria. De allí no acudían tal vez por las malas relaciones con los hebreos. En esta situación, Jesús "encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una lancha, no lo fuera a estrujar el gentío". Jesús siente el agobio de la cantidad de gente que le sigue y no le da respiro. "Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo". Jesús tiene que olvidarse de su legítima necesidad de descansar, de sus deseos de soledad y silencio. Ante el hecho de su ministerio de curación, le buscan todos los que sufren alguna dolencia e incluso se le echan encima para tocarle. Jesús, que tiene entrañas de misericordia, se deja palpar por tantas personas enfermas. Él no pasa de largo ante la enfermedad y el dolor de los hombres. Es el Buen Samaritano que se detiene y atiende con cariño a la persona herida por cualquier circunstancia de dolor. Si encuentra fe en el enfermo, está pronto a curarle. "Cuando lo veían, hasta los espíritus inmundos se postraban ante él, gritando: Tú eres el Hijo de Dios. Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer". Jesús no es un milagrero cualquiera; aún los espíritus inmundos reconocen que están ante el Hijo de Dios. Señor Jesús, también nosotros necesitamos de ti; necesitamos que nos cures de toda clase de enfermedad. Tú nos conoces por dentro; ves en profundidad nuestro corazón y sabes de sus intenciones más íntimas. Creemos firmemente que sólo Tú eres el auténtico sanador de la persona humana en sus diversas dimensiones. Tú sabes cuánto nos hace falta el don de la libertad. Conoces qué es lo que nos esclaviza y cómo casi sin darnos cuenta vamos perdiendo la libertad de los hijos de Dios. Desde la fe confesamos tu nombre Jesús. Eres el Salvador de todo el género humano.
Viernes, 24 de enero de 2025. Mc 3, 13, 19
LLAMÓ A LOS QUE QUISO
Casi al inicio de su vida pública, Jesús llama a sus discípulos. En efecto, "Jesús mientras subía a la montaña fue llamando a los que él quiso, y se fueron con él. A doce los hizo sus compañeros, para enviarlos a predicar, con poder para expulsar los demonios. Así constituyó el grupo de los Doce: Simón, a quien dio el sobrenombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, a quienes dio el sobrenombre de Boanerges -Los Truenos-, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Simón el Celotes y Judas Iscariote, que lo entregó". Jesús desea rodearse de un círculo estrecho de discípulos, a los que irá formando lentamente dándoles a conocer el misterio del Reino. Nada puede esperar de la turba versátil, a pesar de sus entusiasmos ocasionales. El relato que nos ofrece San Marcos carece de detalle vivo, que sugiera el empleo de reminiscencias de un testigo ocular. La narración, pues, parece haber sido construida a base de una tradición existente. El monte no está determinado. Se supone que se trata de la zona montañosa que rodea al lago de Genesaret. San Lucas añade en este sentido que Jesús subió al monte y pasó en oración toda la noche. Jesús toma la iniciativa y llama a un grupo de doce, el número de las tribus de Israel, para conformar el liderazgo del nuevo Pueblo de Dios, la Iglesia. La finalidad de la elección es doble: que estén en su compañía y enviarlos después a predicar y tener potestad para arrojar demonios. A los doce apóstoles les corresponde la misma misión que a Jesús: Anunciar el Reino de Dios, arrojar los demonios y curar a los enfermos. Por el sacramento del Bautismo entramos a formar parte de la Iglesia y desde entonces somos llamados a ser discípulos de Cristo, es decir cristianos. Señor Jesús, gracias por llamarnos a ser de tu familia cristiana.
Sábado, 25 de enero de 2025. Mc 16, 15-18
ID AL MUNDO ENTERO Y PROCLAMAD EL EVANGELIO A TODA LA CREACIÓN
A modo de resumen, el evangelista nos dice que "se apareció Jesús a los Once y les dijo: Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará; el que se resista a creer será condenado. A los que crean les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos". El Señor resucitado manda a sus discípulos por todo el mundo a predicar el Evangelio. Ante la predicación del Evangelio, el discípulo de Cristo es el que cree y recibe el bautismo. Los creyentes, continuarán la misión de Jesús a través de la historia. Hoy celebra la Iglesia la fiesta de la conversión de san Pablo. Saulo procedía de una familia judía de la tribu de Benjamín (Rom.11,1; cfr. Flp.3,5), que vivía por entonces en la diáspora: en Tarso de Cilicia, que le daría el privilegio de gozar de la ciudadanía romana. Su nacimiento debió de tener lugar entre el año 3 y el 8 de la era cristiana. Después de recibir una primera educación en su ciudad natal, entre los años 20 y 25 Saulo recibe también una estricta formación judía, formándose en Jerusalén a los pies de Gamaliel, el maestro fariseo (Hech.22,3). Comienza siendo un perseguidor de los cristianos. El mismo Pablo habrá de recordar varias veces aquel celo que lo llevaba a perseguir a los seguidores de Jesús (ICor.15,9; Gál.1,13; Flp.3,6; ITim.1,13). El Señor resucitado sale a su encuentro camino de Damasco. Se convierte al cristianismo y entra a formar parte muy activa de la comunidad cristiana. Se convierte en el gran Apóstol de Jesús. Seguir a Jesucristo ha supuesto una novedad fundamental en su vida. En el mensaje predicado por Pablo, tanto a los judíos como a los paganos, sobresalía el anuncio de la muerte y resurrección de Jesús, el Mesías. Coincidiendo con esta fiesta, culmina el octavario de oración por la unidad de los cristianos. Toda la familia cristiana se reúne en oración para impetrar del Señor la plena comunión entre todos los bautizados.
Domingo, 26 de enero de 2025. Lc 1, 1-4;4, 14-21
EL ESPÍRITU DEL SEÑOR ESTÁ SOBRE MÍ
Hoy es domingo, el día del Señor. Como siempre, la Palabra de Dios nos ayuda vivir con sentido este día tan señalado para el discípulo de Cristo. En la primera lectura, tomada del libro de Nehemías, se nos habla del sacerdote Esdras que trae el libro de la Ley ante la asamblea. Toda la gente seguía con atención la lectura de la Ley. Para el pueblo este libro era único; significa el encuentro con el mismo Dios. Por su parte el Evangelio de hoy nos recuerda cómo san Lucas emprende la tarea de componer un relato sobre la persona y la obra del Señor Jesús. El evangelista, después de comprobarlo todo exactamente desde el principio, tiene la intención de escribirlo por su orden, para que conozcamos la solidez de la enseñanza cristiana que hemos recibido. Seguidamente, ya nos presenta a Jesús en la sinagoga de Nazaret enseñando. Le entregaron el libro del profeta Isaías y desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: "El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para anunciar el Evangelio a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad, y a los ciegos, la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para anunciar el año de gracia del Señor". He aquí el programa de misión que había profetizado el profeta Isaías y que hizo propio Jesús al decir: "Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír". Nosotros, que tenemos la dicha de conocer la vida pública del Señor Jesús tal como nos la transmitieron los evangelistas, sabemos que el Señor Jesús cumplió con toda perfección todo el programa recogido en el libro del profeta. Durante tres años Jesús llevó a la práctica toda esta misión de liberación. Él, como el buen samaritano, liberó a todas las personas que se fiaron de él de toda clase de esclavitud. Los cristianos confesamos que no existe otro Liberador más que el Señor Jesús. Él sigue liberando a todo aquel que, desde la fe, se acerque a él. Señor Jesús, sólo tú eres nuestro Salvador.
Lunes, 27 de enero de 2025. Mc 3, 22-30
CREEDME, TODO SE LES PODRÁ PERDONAR A LOS HOMBRES
Los escribas, de que nos habla el evangelio de hoy, tal vez fueran enviados de Jerusalén oficialmente para observar la conducta de Jesús. Estos escribas decían de Jesús: "Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios. Él los invitó a acercarse y les puso estas parábolas: ¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino en guerra civil no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido". Cada día se va acentuando la oposición de los que disienten de Jesús. Ante el poder manifestado por Jesús, el Hijo de Dios, al expulsar los demonios, a los que le rechazan no se les ocurre otra salida que afirmar que tiene un poder diabólico. Por eso Jesús les hace esta comparación. Una guerra civil debilita sobremanera a cualquier reino. En consecuencia, ¿como va a echar Satanás a Satanás? Sería luchar contra sí mismo. Se destruiría a sí mismo. La argumentación de los escribas se cae por su propio peso. Sigue diciendo Jesús: "Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa". Los exorcismos realizados por Jesús prueban que ha penetrado en la casa del fuerte, que le ha atado y que le ha robado todos sus bienes. La idea de atar a los poderes malvados es una concepción escatológica encontrada en Is.24,22-23, por lo que respecta a Satán, ilustrada en Ap.22,2-3 y en la literatura apocalíptica. Jesús nos habla también del pecado contra el Espíritu Santo en estos términos: "Creedme, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre. Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo". En este caso, blasfemia es el acto de atribuir obras benéficas de curación realizadas por el poder del Espíritu Santo a la acción de Belzebú. Tal cargo es una negación deliberada del poder y grandeza del Espíritu de Dios. El pecador que así se comporta, por lo que de él depende, se cierra obstinadamente a la gracia.
Martes, 28 de enero de 2025. Mc 3, 31-35
¿QUIÉNES SON MI MADRE Y MIS HERMANOS?
En una circunstancia de su vida pública en que Jesús está predicando el evangelio, llegaron su madre y sus hermanos y desde fuera lo mandaron llamar. "La gente que tenía sentada alrededor le dijo: Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan. Les contestó: ¿Quiénes son mi madre y mis hermanos? Y, paseando la mirada por el corro, dijo: Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre". Tal como nos refiere el evangelista, el Señor no respondió directamente al requerimiento que le hace la gente. Antes hizo un gesto altamente significativo. Jesús fijó sus ojos sobre todos aquellos que estaban a su alrededor escuchando hambrientos sus palabras. La mirada de Jesús es muy singular. En varias ocasiones, los evangelistas la mencionan dándole una importancia extraordinaria. Tan sólo después de pasear su mirada sobre los que le escuchaban, Jesús respondió al requerimiento. Más o menos les vino a decir lo siguiente: María es mi madre porque, una vez recibida la noticia de que Dios la había escogida para ser la madre de su Hijo, aceptó su Palabra y aceptó concebirla en su seno. Mis discípulos igual. Yo me encarno en ellos desde el momento en que acogen en su corazón y en sus entrañas mi Evangelio. En este sentido, ellos son mi madre y mis hermanos por el hecho de llevar en sus entrañas las palabras que mi Padre ha puesto en mi boca, palabras por medio de las cuales Él se les manifiesta y les hace hijos suyos (cfr. Jn.1,9-12). En consecuencia, hay que entender que las palabras de Jesús no representan un juicio desfavorable hacia su familia. La Madre de Jesús es precisamente la mujer que cumple con toda perfección la voluntad del Padre. Es la mujer creyente que en cada circunstancia está pronta para vivir a fondo la voluntad de Dios sobre ella. De Santa María hemos de aprender todos para vivir como discípulos de Cristo.
Miércoles, 29 de enero de 2025. Mc 4, 1-10.14-20
EL QUE TENGA OÍDOS PARA OÍR, QUE OIGA
Jesús continúa con su misión de enseñar junto al lago. Acudió tanta gente que Jesús tuvo que subirse a la barca. Desde esta cátedra enseñaba a la gente, utilizando parábolas tal como era su costumbre. Les dijo: "Escuchad: Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron; Otro poco cayó en terreno pedregoso...Otro cayó entre zarzas...El resto cayó en tierra buena...". La semilla cae en distintos espacios y se pierde demasiada semilla. Parece extraña una manera de sembrar tal, que se pierde tanta semilla. Sin embargo, se refleja aquí la manera de sembrar ordinaria en Palestina, donde se siembra antes de arar, como hay referencia en los escritos judíos del tiempo de Jesucristo. El sembrador que siembra en un terreno no arado, siembra en el camino, sendero que ha formado la gente al atravesar por la tierra. Siembra entre espinas y hierbazales que han crecido en la tierra en barbecho. Algo de grano cae también sobre terreno pedregoso, el terreno que a causa de las lluvias perdió algo de tierra que lo cubría. Por fin, parte de la semilla cae en tierra buena. Al terminar de contar la parábola, Jesús añade: "El que tenga oídos para oír, que oiga". Jesús desea que abramos nuestros oídos para escuchar su Palabra. A continuación, sus discípulos le preguntaron sobre el sentido de las parábolas. Jesús les dijo: "A vosotros se os han comunicado los secretos del reino de Dios; en cambio, a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que 'por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y los perdonen. Y añadió: ¿No entendéis esta parábola? ¿Pues, cómo vais a entender las demás?". Estas palabras de Jesús resuenan como una seria advertencia para todos nosotros. Para ser tierra buena y dar fruto, es necesario ver en profundidad y escuchar con el oído del corazón. De este modo, captaremos el sentido de cada detalle de la parábola. Señor Jesús, danos la gracia de ser tierra buena, para que la semilla penetre en nuestro corazón y demos fruto abundante.
Jueves, 30 de enero de 2025. Mc 4, 21-25
LA LUZ QUE RECIBIMOS PARA EXPANDIRLA
"Dijo Jesús a la muchedumbre: "¿Se trae el candil para meterlo debajo del celemín o debajo de la cama, o para ponerlo en el candelero? Si se esconde algo, es para que se descubra; si algo se hace a ocultas, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga. Les dijo también: Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene". A pesar de la situación de incredulidad y del pesimismo que suele crear, la Palabra debe ser proclamada. Esto debe entenderlo el que ha recibido el don de la fe, que es un don dinámico con el que hay que cooperar para ir creciendo como cristianos. Esta exhortación a reaccionar ante la incredulidad y parálisis que produce es reforzada por la parábola de la medida: los discípulos serán medidos con la misma medida con que reciban el Reino y se entreguen a darlo aconocer. El saber reaccionar positivamente ante esta situación es fundamental para el futuro.
Viernes, 31 de enero de 2025. Mc 4, 26-34
REINO DE DIOS: SEMILLA Y MOSTAZA
En su predicación Jesús utiliza diversas imágenes, para describir de modo sencillo la naturaleza del Reino de Dios. Entonces, Jesús dijo a la gente: "El Reino de Dios se parece a un hombre que echa semiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega". En esta parábola Jesús se refiere al Reino de Dios, pero no está determinado cuál es precisamente el punto de comparación, si la semilla, o si el crecimiento, o si la recolección. Se ha propuesto, al respecto, las tres interpretaciones. Así el Reino de Dios es como la semilla: una fuerza vital interna que transforma al individuo y a la sociedad. Eso fue el mensaje de Jesús para el mundo. En este supuesto, Jesús sería el sembrador de la semilla. También el Reino de Dios es como todo el proceso de crecimiento; desde esta perspectiva, el Reino ya está presente en el mundo, pero va creciendo paulatinamente. Por último, el Reino es como la recolección. El acontecimiento de la recolección designa el hecho escatológico, el día del Señor. Jesús dijo también: "¿Con qué podemos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábolas usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas". ¿Qué nos quiere decir esta parábola? El evangelista pone el acento en la pequeñez, para resaltar el contraste entre los pequeños comienzos y los grandes resultados al final. Al margen de este detalle, la idea prevalente de la parábola es el crecimiento, hasta el punto que los pájaros puedan anidan en esta hortaliza. En este sentido, se puede afirmar que el Reino de Dios es el gran árbol que ofrece cobijo a todos, pues ya está presente entre nosotros. Todos están llamados a venir a él.
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